En la ciudad de Manta, asentada sobre una topografía irregular, es corriente hallar barrios separados por un declive que imposibilita el tránsito vehicular y obliga a que los vecinos caminen (subiendo o bajando) de un plano al otro mediante un sendero incómodo.
Esto pasaba entre La California 2 y Las Cumbres (suroriente), hasta que la Administración municipal construyó una escalera de hormigón armado, con algunos descansos intermedios.

Jairo Menéndez, ingeniero residente en obra, señaló que hasta la fecha se tiene un avance del 90 % de la escalera, que consta de 114 escalones cubiertos con cerámica, barandas, alumbrado eléctrico soportado en postes, y enrocados de protección que ayudarán a prevenir deslizamientos de tierra que -si se dieran- podrían poner en riesgo a las viviendas próximas.
Esta es otra de esas obras municipales que para la gran mayoría del público tienen escaso interés, pero que son indispensables para la vida social de la gente que las utiliza diariamente a fin de comunicarse con sus vecinos, pero también al trajinar en cumplimiento de sus actividades que contribuyen a la prosperidad y desarrollo de la ciudad y del país.