El incipiente proceso de vacunación ecuatoriana contra la COVID-19, enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2 y sus variantes de distinto origen, se ha visto empañado por denuncias públicas de irregularidades en su manejo por parte del Ministerio de Salud.

Las denuncias obligaron la renuncia del ministro, Juan Carlos Zevallos, pero no bastó para terminar con las suspicacias públicas en torno al tema de un manejo poco escrupuloso de la vacunación. Se ha dicho que no hay un plan operativo bien diseñado, que las primeras vacunas privilegiaron a altos funcionarios del actual Gobierno y que, supuestamente, existe una lista de “escogidos” entre los que constan políticos prominentes, periodistas de los medios más conocidos del país, empresarios destacados y otras personas preferidas por el régimen estatal.


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El ministro renunciante reconoció haber dado prioridad a su madre, de la tercera edad, internada en un centro geriátrico privado de la capital ecuatoriana. Dijo que lo hizo como ministro, hijo y médico. Pero otros nominados supuestos deslindan haber sido privilegiados de la vacunación inicial. El propio Ministerio de Salud ha tildado de falsa la lista colgada en algunas redes sociales de Internet.

Quien también admitió haber sido vacunado es el periodista Diego Oquendo Silva, director de Radio Visión de Quito. Reconoció que fue requerido para inocularle el antiviral, porque es adulto mayor de 83 años de edad y enfermo de diabetes.

Días antes, unos cuantos rectores de universidades hicieron saber que el Ministerio de Salud Pública los invitó a ser parte de los primeros vacunados, pero que declinaron la invitación considerando que la prioridad la tienen quienes trabajan en la primera línea sanitaria enfrentando a la pandemia y las demás personas en situación de alta vulnerabilidad.

Ayer, el Consejo de la Judicatura aclaró, mediante comunicado público, que sus funcionarios no han sido vacunados contra la COVID-19. Y añadió que el orden de prelación de la vacunación debe estar orientado a los servidores que integran la primera línea de atención, así como a los grupos vulnerables.

Pero la sombra de dudas no es solo por quienes han sido privilegiados para la vacunación, postergando a quienes de verdad merecen ser los primeros, sino que la agrandan otras motivaciones más profundas. Se menciona la falta de habilidad para comprometer, sin ceñirse a unos pocos ofertantes, una provisión más numerosa de vacunas; la ausencia de un plan nacional, debidamente priorizado y divulgado; el retraso de los pagos salariales al personal de la salud; entre otras.


FUENTES: Información publicada en Internet por diversos medios públicos y privados. Boletín del Consejo de la Judicatura del Ecuador.