La cercanía de las elecciones ecuatorianas de 2017 nos ha puesto en el camino de andar con los temas políticos partidarios, intentando contribuir de algún modo con el viejo anhelo social de encontrar a la gente idónea para que nos represente en la gestión de la cosa pública. Tarea nada sencilla, considerando las experiencias frustrantes de ayer y de hoy, que nos mantienen marchando en el mismo terreno de pobreza y mediocridad en el que siempre ha vivido la mayor parte del pueblo ecuatoriano, ese que elogia y aplaude en campaña preelectoral a los demagogos disfrazados de buena gente y que al final se hacen con el poder popular para satisfacer el ego y la vanidad que en realidad gobiernan sus mentes.

En la próxima elección se votará a presidente y vicepresidente de la República, asambleístas de la República y miembros del Parlamento Andino. Para merecer la elección -según el criterio de algunos electores consultados por REVISTA DE MANABÍ– los candidatos deben reunir, como mínimo, las siguientes cualidades.

Para presidente/vicepresidente de la República:

  • Demostrar que conoce a profundidad la realidad y diversidad cultural y económica de los ecuatorianos.
  • Disponer de un plan mínimo de lo que se propone realizar durante su gestión. Tiene que exponerlo con precisión y claridad, explicando las fuentes financieras y los procesos de contratación y fiscalización. Además, ha de señalar a qué medios echará mano para conseguir que el engranaje de la Administración pública funcione sin chirridos ni resistencias, cumpliendo cabalmente las funciones encomendadas a cada cual. Y, por último, expresará las maneras cómo logrará una indispensable cohesión social para que todos empujemos hacia el mismo lado y cuál será el estilo diplomático para manejar las siempre vidriosas e inevitables relaciones con el mundo exterior.
  • Presentar al público, antes de la elección, a su probable equipo de gobierno.

Para legisladores:

  • Demostrar que conoce a profundidad la realidad y diversidad cultural y económica de los ecuatorianos.
  • Exponer un conocimiento elemental del marco jurídico vigente en el Ecuador y sus fortalezas y debilidades, diseccionando la repercusión de este entramado en las diversidades que caracterizan a cada provincia ecuatoriana.
  • Mostrar cuáles serán sus asesores legales experimentados en cada materia concerniente a la elaboración de nuevas leyes, reforma o supresión de las ya existentes, así como en temas de fiscalización y relaciones internacionales.
  • Anticipar uno o más proyectos de ley destinados a mejorar algún aspecto social de los ecuatorianos o de alguna región del país en particular.
  • Probar su independencia de criterio frente a la dirigencia partidista y a los patrocinadores.

Todo eso -claro está- más los requisitos establecidos en la Constitución de la República y en particular aquellos concernientes a transparencia vivencial. Esto es determinante en un mandatario al que el pueblo le confía la representación de su poder, puesto que si no lo administra correctamente puede arrastrar a sus mandantes a los peores escenarios de convivencia, como ya lo hemos palpado muchas veces.

MANTA, 25 de septiembre de 2016 (Gráfico diseñado por freepik.com y tomado del banco de imágenes de Google).