En estos días han salido de imprenta varios libros con la historia de la provincia de Manabí (Ecuador), narrada con diferentes visiones. Estas obras literarias aparecen a propósito de la conmemoración pública por el bicentenario de esta demarcación jurisdiccional, que se cumple el próximo martes 25 de junio/2024.

El autor de la fresca Enciclopedia de Manabí, Víctor Arias Aroca, resume con amenidad los descubrimientos de su trabajo de investigación, que REVISTA DE MANABÍ publica en tres partes continuas, siendo primera la que sigue a continuación.

Por Víctor Arias Aroca *

El Gobierno provincial de Manabí, presidido por el prefecto Leonardo Orlando, se propone conmemorar por todo lo alto, y como corresponde, los 200 años de la constitución de Manabí como provincia, este 25 de junio del 2024. Parte de tal recordación es el apoyo brindado a la publicación actualizada de la historia manabita.

El episodio histórico que reseñamos tiene su origen en el decreto del Congreso de la Gran Colombia (Ley de división territorial), ya que la República del Ecuador se instaura seis años después, esto es en 1830, con la instalación del primer gobierno de Juan José Flores, lo que significa que la provincia de Manabí, con sus cantones Portoviejo, Jipijapa y Montecristi, entró a formar parte de la Gran Colombia (que operó once años antes de disolverse, es decir de 1819 hasta 1830) bajo el liderazgo del libertador Simón Bolívar.

Al efecto corresponde saber que la designación de provincia es un giro semántico que heredamos de España, ya que la madre patria se dividía territorialmente en provincias. Por lo tanto, el decreto -que involucraba otros territorios- fue una forma de reconocer el augusto pasado de Manabí como región, su importancia histórica y el valor de sus habitantes.

Ebullición militar y presión política

Nótese, también, que esta es una época de ebullición militar. El libertador Bolívar se había reunido con el libertador San Martín, en Guayaquil, en julio de 1822; un poco después del movimiento que inspiró a José Joaquín de Olmedo para delinear la estrategia de guerra contra España y que, después de la batalla del Pichincha, del 24 de mayo de 1822, viene la batalla final que se produce en Ayacucho, en 1824, y culmina con la entrega de Cusco y Lima en 1825, justo cuando se produce la capitulación.

Y, desde luego, es un período de inmensa presión política sobre los libertadores, en especial sobre el libertador Simón Bolívar, que había asumido todos los poderes y tenía críticas salvajes y traiciones en firme. El propio Santander, al que los historiadores atribuyen la rebelión septembrina que casi acaba con la vida de Bolívar, llegó a decirle: «(…) señor presidente, yo había imaginado mi lucha contra el rey Fernando segundo, no contra el rey Simón primero

Sin embargo, el encargado del poder se dio tiempo para firmar el decreto que nos ocupa, que era una especie de distinción que pocos han recibido, y que tiene un origen fantástico.

Desarrollo de la Cultura Manteña

Ahora sabemos por Carmen Fauría Roma, de la Universidad Complutense de Madrid, gracias a su libro de 1995 denominado “El Grupo Manteño, proceso y desaparición”; y por un estudio de Luis Miguel Glabe, denominado “Hombres de mar, caciques de la Costa ecuatoriana” -ambos elaborados en España luego de un trabajo de investigación presencial-, que la Cultura Manteña desarrollada desde el período formativo temprano, hasta la llegada de los conquistadores tendría una duración de unos mil a mil quinientos años.

Esa cultura involucraba una extensión territorial gigantesca, desde la Isla Puná hasta Cojimíes (probablemente, ya que no es un tema definido), que comprendía por lo tanto el vasto territorio de Manabí (unos 18.878,45 km2); y en él se desarrollaron otras culturas notables en América, como Chorrera, Guangala y Machalilla, y las culturas regionales como las de Jama, Coaque, Bahía, Picoazá, Chone y Chirije.

El protagonismo de Portoviejo

De modo que a la llegada de los españoles, en 1526, ya Portoviejo, que se asentaba en el mar con el castellano nombre de Puerto Viejo, era un emporio comercial y marítimo cuya fundación española como Villa Nueva de Portoviejo mereció que el rey de España enviara una cédula real, que Almagro entregó al capitán Francisco Pacheco, ordenando su fundación. Crédito que no tuvieron otros puertos, como Manta.

La balsa manteña

Con todo, la balsa manteña que es invención de manos manabitas, se desarrolló y ejerció la navegación por toda la costa manabita, formando parte de la Liga de Mercaderes; y, a la llegada de Túpac Yupanqui, alrededor de 1475 a 1490, poco antes del descubrimiento de América, el emperador fue deslumbrado por el avance de una verdadera civilización que él necesitaba para ampliar el radio de poder del imperio Inca y del Tahuantinsuyo.

Cuentan los investigadores españoles y una reconocida revista de la Facultad de Derecho de una Universidad peruana, que muy probablemente el gran Túpac Yupanqui, ya apoderado de la costa ecuatoriana, habría mandado a fabricar un número apreciable de balsas, que al ser tan seguras y firmes para la navegación (habrían sido unas doscientas), se hizo a la mar por la ruta de Galápagos, con unos dos mil indígenas, logrando arribar a la Isla Vanuato, en Polinesia, atravesando todo el gigantesco Océano Pacífico.

Este episodio es conocido en la historia como la expedición Kon Tiki, replicada algún tiempo más tarde, en 1947, por el explorador noruego Thor Hayerdall, quien repitió la magna hazaña marítima, confirmando que sí era posible realizar un viaje tan audaz y único.

Este es únicamente un episodio de la colosal historia de Manabí como provincia.

Aliados favoritos del reino español

Antes de llegar al año 1824, cuando se dicta el decreto de la Gran Colombia reconociendo a Manabí como provincia, han transcurrido 300 años que es el tiempo de duración de la Colonia, etapa en la que ciertamente España considera uno de sus aliados favoritos a Portoviejo y Manabí.

Los ríos manabitas eran navegables en casi toda su extensión y el progreso llega por agua. La navegación marítima se ha masificado, los muelles reciben embarcaciones de todo el mundo y es notable el desembarco de productos por el eje Bahía, Portoviejo, Manta; mientras que la producción agrícola ha crecido tanto que, en los primeros años de la República, ya el Ecuador recién formado va alcanzando el título de primer exportador mundial de caucho, de quinina, de cacao y de café, condición que se mantendría por todo el siglo XX.

La huella de Eloy Alfaro

Y hacia 1912 ya el gobierno del general Alfaro ha instrumentado la ruta del ferrocarril entre Chone y Bahía, y más tarde la ruta Santa Ana, Portoviejo, Montecristi, Manta que llegó a funcionar hasta 1946, más o menos. Este privilegio de tener ferrocarril era atribuible a las zonas de mayor producción y mayor comercio, como era de entenderse.

Portoviejo pasa a ser el centro de la actividad social y política y adquiere la dimensión de capital provincial, que pasó un tiempo al cantón Montecristi, hasta recuperar esa jerarquía política en el gobierno de Jerónimo Carrión, en  el 1867, hasta nuestros días.

La Misión Geodésica

La importancia marítima de Manta y Portoviejo han ganado fama en el mundo, por eso los sabios de la Misión Geodésica francesa acoderan en las costas de Manabí, como parte del más fabuloso viaje científico del mundo, habiendo llegado en marzo de 1735 los científicos Luis Godín, Luis Bouguer, Carlos María de la Condamine, Jorge Juan y Antonio de Ulloa; para, desde aquí, medir un arco del meridiano terrestre y anunciar al mundo la existencia de la línea equinoccial y las maravillas que descubrieron en las tierras del Ecuador.

No se puede desconocer que, en el desconcierto de la Colonia, etapa en la que no se sabía aún si algún día las tierras del Ecuador iban a ser República, la capital sería desplazada por motivos aparentemente estratégicos. Pero este es un capítulo que analizaremos más adelante.

Emancipación de Portoviejo y creación de la provincia

Por lo pronto, hemos de explicarnos dos eventos históricos fundamentales en la vida de la provincia de Manabí: la carta enviada por los héroes de Guayaquil, firmada por José Joaquín de Olmedo, a los portovejenses, y recibida por el padre Manuel Rivadeneira, que es el epígrafe de la emancipación de Portoviejo, en 1822; y el alcance del decreto de provincialización de junio 25 de 1824 (Espere con atención la segunda parte de este resumen histórico, en los próximos días).

* Víctor Arias Aroca es abogado de profesión y entusiasta investigador de la historia ecuatoriana. Reside en la ciudad de Manta, provincia de Manabí (Ecuador), y ocasionalmente comparte sus escritos con los lectores de REVISTA DE MANABÍ.