La sociedad humana tiene individuos generosos que aprecian justamente los méritos que adornan a otros seres destacados por sus obras, y con gran liberalidad y prestancia no dudan en reconocerlo y premiarlo.

Esto lo acabamos de atestiguar durante un acto comunitario desarrollado en el Barrio San Agustín de la ciudad de Manta (provincia de Manabí, Ecuador). Sucedió al empezar la noche del domingo 16 de junio del 2024, en el templo católico Sagrado Corazón de Jesús, gestionado por la comunidad de sacerdotes pertenecientes a la Congregación de Padres Oblatos de San Francisco de Sales.

Durante el oficio religioso que abrió el homenaje,

Los miembros del Consejo Pastoral Comunitario de dicho lugar, que colabora con la Iglesia Católica, recordaron las acciones que distinguieron a cuatro de sus miembros mujeres, ya fallecidas, y exaltaron sus respectivas virtudes en sendos discursos pronunciados durante la misa oficiada con tal fin y en la ceremonia de premiación tras de aquella.

El Grupo de Coordinación de la Comunidad Eclesiástica Sagrado Corazón de Jesús, organizador del evento, está liderado por 5 mujeres, a saber: coordinadora, Jacinta Zambrano; vice coordinadora, Cindy Cedeño; secretaria, Liliana Zambrano; ecónoma, Rossy Intriago; y guía espiritual, Zoila Loor, ministra extraordinaria de la Eucaristía.

En la foto izquierda constan cuatro señoras del Grupo de Coordinación de la Comunidad Eclesiástica Sagrado Corazón de Jesús; les acompaña el sacerdote oblato Roque Bisognin. En la foto derecha está la quinta miembro del grupo.

Fue un gesto voluntario, espontáneo y de auténtica fraternidad, nacido de la añoranza por aquellas damas que dedicaron gran parte de su existencia corporal a servir principalmente a Dios, el Sumo Hacedor del universo. Y que, además, fueron fuente de alegría, inspiración, hermandad y trabajo cooperativo.

De la ceremonia de nombramiento de las salas de catequesis.

Allí se reconocieron los méritos pastorales de Angélica Alexandra Macías Demera (abril 09 de 1984 – junio 16 de 2004), Ángela Monserrate Bello Cuenca (septiembre 17 de 1952 – abril 14 de 2015), Betty Esperanza Muentes Velasco (octubre 09 de 1945 – enero 27 de 2020) y Rosa Ruth Risco Intriago (enero 14 de 1950 – diciembre 03 de 2020).

Semblanzas brevísimas de homenajeadas

Angélica Alexandra Macías Demera tuvo la vida más corta (solo 20 años), pero quizás la más intensa y sobresaliente por su carrera estudiantil iniciada en el Colegio Stella Maris de Manta y continuada en la Universidad SEK, en Quito, donde seguía abogacía.

Con el primero ganó la oportunidad de recorrer la Ruta del Quetzal (España, Estados Unidos y México), proyecto de educación e intercambio cultural patrocinado por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y el Gobierno de España. Con la Universidad ganó el primer premio de un concurso nacional de oratoria entre alumnos de diversos centros de educación superior.

Y gracias a su voluntario y temprano compromiso de servir a Dios a través de la Iglesia Católica, participó activa y entusiastamente en las actividades pastorales concentradas en el templo Sagrado Corazón de Jesús, donde brilló con luz propia por su talento promisorio y su fortaleza juvenil.

Ángela Monserrate Bello Cuenca se destacó por su sencillez y don de gentes, por su empeño en ayudar a sacar adelante las aulas de catequesis recientemente bendecidas, así como por el profundo amor dispensado a su familia, principalmente a su madre que sufrió por una enfermedad que la aquejaba.

Betty Esperanza Muentes Velasco supo granjearse las mejores consideraciones de la gente con la que trataba, por su carácter jovial, extrovertido y francamente amistoso. Era el imán que atraía la atención de todos los presentes en las reuniones sociales familiares, de amistades y, sobre todo, en las convocadas por el Consejo Pastoral Comunitario.

Su participación pastoral siempre fue intensa, entusiasta y esmerada. Era proactiva y decidida, destacándose por su liderazgo firme, atrevido y persistente.

Rosa Ruth Risco Intriago vivió y murió soltera durante sus 70 años. Siempre fue el brazo derecho de su madre, doña Bertha Luciana Intriago Cedeño, a quien cuidó con especial esmero durante la ancianidad y llegado el momento supremo de la muerte de ésta. Y así lo hizo también con su padre, don Héctor Malaquías Risco Ponce.

Fue hermana y tía comprensiva y pródiga en atenciones diligentes para guiar y ayudar. Sirvió como maestra de escuela inicial, compartió inquietudes e iniciativas con sus vecinos en la Ciudadela El Pacífico.

Su profesión de fe católica le fue inculcada desde temprana edad por su madre, en Chone, y se acendró al integrarse al Consejo Pastoral Comunitario del Barrio San Agustín, donde fue ministra de la Eucaristía y ecónoma durante algunos años. Su dedicación a esto fue admirable y así ayudó a la remodelación del templo Sagrado Corazón de Jesús y a la construcción de las aulas para catequesis.

Acto de apertura y bendición de las salas de catequesis.

En la homilía pronunciada por el sacerdote Roque Bisognin, éste resaltó la vida cristiana de cada una de las cuatro damas homenajeadas, elogiando las principales virtudes que las distinguieron.

Terminada la misa se dio paso a la ceremonia de premiación póstuma, en el bloque de salas de catequesis adjunto al templo. Cada sala fue bautizada definitivamente con los nombres de una de las homenajeadas, perennizándolos en una placa colocada en la parte izquierda de la puerta de ingreso.

Las placas que perennizan los nombres de las siervas de Dios homenajeadas.

Antes de la bendición individual que el padre Bisognin prodigó a las salas, éste cortó la cinta simbólica de la inauguración. Y antes de esto, se leyeron los panegíricos que reconocen el legado histórico de cada una de las mujeres distinguidas.

Los panegíricos que enaltecen el servicio pastoral de las damas distinguidas.

Este acontecimiento singular concluyó con los discursos de agradecimiento pronunciados por familiares de las damas galardonadas póstumamente y con el convite de los oferentes.

ACTUALIZACIÓN: Esta información fue actualizada el día miércoles 19 de junio del 2024. Se corrigió el mes de fallecimiento de Alexandra Macías, que es junio y no julio. También se puso la palabra bendecidas, en vez de bautizadas, en la semblanza de Ángela Bello. Y, por último, se corrigió la denominación de la comunidad de sacerdotes a cargo del templo Sagrado Corazón de Jesús: lo correcto es Congregación de los Padres Oblatos de San Francisco de Sales, y no Misioneros Oblatos de María Inmaculada como constaba.

FUENTE: Con aporte informativo de José Zambrano Moreira, miembro del Grupo de Coordinación de la Comunidad Eclesiástica Sagrado Corazón de Jesús (Manta, Ecuador), quien suministró textos originales y fotografías, salvo la de Rosita Risco que fue tomada del archivo de RM.