Al marcar nuestro voto tenemos el poder constitucional de erradicar el crimen organizado transnacional, de marcar el rumbo hacia la paz que permite progreso y equidad.”

Por Pedro Pablo Jijón Ochoa *

Meditaba en la madrugada, cuando aún estaba oscuro. Me envolvía un apacible silencio que me permitía analizar, de manera fría y pausada, cómo la geopolítica actúa hasta en el punto más recóndito del planeta; y cómo mi Patria, única, rica, muchas veces controversial, pero llena de oportunidades y gente generosa y noble, se ve afectada también hasta el punto de verse desangrada y perder hasta la esperanza.

Otra vez, como en el año 1999, vemos a cientos de personas de toda condición social migrando a manera de huida provocada por la crisis económica inducida por el rapaz sistema neoliberal, pero con el agravante de la mortal inseguridad del crimen organizado, enquistado y permitido hasta en las instituciones del Estado. Inseguridad que ha cobrado valiosas vidas, no solo de políticos, sino de víctimas colaterales: mujeres, hombres, niñas y niños cuya pérdida a causa de un proyectil ha desgarrando familias y a la sociedad en su conjunto.

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El país ahora se enfrenta a enemigos reales que hay que derrotar contundentemente en las urnas. Uno es el Consejo Nacional Electoral, genuflexo ante el Gobierno actual y por medio de este a intereses financieros de corporaciones que se lucran de los recursos naturales de los países. Otro enemigo letal es un sector de la población que, movido por un alarmante complejo de inferioridad, se deja llevar por la prensa corrupta y manipuladora; vota por opciones contraproducentes a sus realidades, siendo sectores golpeados por políticas antipopulares de gobiernos neoliberales. Vota por estas opciones para sentirse parte de las élites, llevado por su baja autoestima.

¡Pero, qué hermosa coincidencia en el mes de agosto!

Revisando nuestra Historiografía encontramos un símil interesante. Quito, 10 de agosto del 1809; acción táctica política ejecuta primera acción para que Hispanoamérica se libere del colonialismo opresor. Ahora, 20 de agosto del 2023, elecciones populares nos independizarán de la esclavitud a la que nos somete el neoliberalismo rapaz, que nos tiene sumidos en el miedo, la inseguridad, la pobreza y la desesperanza.

Los electores en esta oportunidad no podemos tener contemplaciones al votar en tiempo de elecciones. No podemos arriesgar la vida de nuestras familias, no podemos rendir nuestros trabajos a la extorsión, mal llamada vacuna. No debemos poner en manos de improvisados oportunistas la seguridad, la salud, la educación, ni nuestros sueños.

Hagamos conciencia de que tenemos el poder en una raya. Al marcar nuestro voto tenemos el poder constitucional de erradicar el crimen organizado transnacional, de marcar el rumbo hacia la paz que permite progreso y equidad. Raya libertaria camino a vidas dignas. Trazo de una raya que nos lleva al progreso y a volver a tener orgullo nacional.

* Escrito en Guayaquil, Ecuador, por PEDRO PABLO JIJÓN OCHOA, ingeniero comercial, director ejecutivo de Asesoría a Organizaciones Agrícolas Productivas (ASESORAP): asesorapecuador@gmail.com