Lo han protagonizado, con admirable sapiencia y notable altura intelectual, un articulista de opinión para REVISTA DE MANABÍ y un sobrino de él. Lo resume y comenta, con su proverbial agudeza crítica, otro articulista que opina en esta misma revista.

Por Víctor Arias Aroca *

HE leído con detenimiento los conceptos que esgrime el Dr. RICARDO COBOS, frente a lo que él determina crisis de inteligencia.

La ponencia va más allá, porque articula una serie de propuestas frente a la pérdida de valores y al influjo de la tecnología.

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También -y es recurrente en Ricardo Cobos- su rebeldía ante la invasión de los imbéciles morales, el intrusismo, el gatopardismo y la falta de probidad de los hombres de gobierno; la falta de talento en la ejecución de las políticas públicas y la aceptación del pecado con ropaje de victimismo, se une al robo como instrumento de gobernanza.

El análisis es completo. La contradicción de la sociedad, dibujada con todos sus colores. Mientras estamos distraídos con la tecnología, resulta que hemos perdido la noción del valor y la imagen de patria.

El texto completo es así:

Hemos venido sosteniendo largo rato, que el mundo globalizado de hoy está sumido en una gran CRISIS de INTELIGENCIA, que tiene sus causas vinculadas con el control y el poder.

Resulta paradójico, pero es necesario entender, que pese al exuberante y descomunal «desarrollo» científico y tecnológico de estos tiempos, el crecimiento ético y moral del hombre no ha sido simultáneo. En otras palabras, hemos avanzado mucho hacia afuera, pero escasamente hacia adentro.

En ese proceso de control y poder hay estrategias ocultas y evidentes que buscan, como es lógico, confundir, propiciar miedos y dividir.

En realidad, el tema es largo de explicar y debatir. A mi modo de ver e interpretar, no es lo GENERACIONAL en sí mismo lo que me preocupa, es el COMPORTAMIENTO O ACTITUD generacional inducida, donde radica el problema.

Cada generación, de una u otra manera, cumplió, cumple y cumplirá su rol protagónico en la HISTORIA DE LA CONDUCTA HUMANA. Ninguna resulta mejor, peor o superior, por lo que ha sido, es o será. Son los RESULTADOS de sus ACCIONES O COMPORTAMIENTOS los que van marcando el efecto acertado o no de esas acciones.  

Las generaciones, TODAS, tienen y tendrán sus defectos y virtudes. LA ACTUAL es iluminada, informada, brillante y tecnificada, lo que la torna petulante, particularista, exitista y sorda, porque cree que todo lo sabe y soluciona.

Parecería una generación práctica, pero NO ES PRAGMÁTICA, porque no PRIVILEGIA LO ÚTIL y no conceptualiza, en general, VALORES, en especial los de INTERRELACIÓN HUMANA.

No solo en estos tiempos, también en lo pasado han existido IMBÉCILES MORALES que no cumplieron el rol propicio para gobernar y generar condiciones para MEJORAR NUESTRA CALIDAD DE SERES HUMANOS.

Por otra parte, las conductas, actitudes y responsabilidades que se asumen en lo personal, generan EXPERIENCIA VITAL que es necesaria para poder crecer. Pero cuando están vinculadas con el poder las cosas cambian, porque lo que hagan bien o mal influye en el resto.

Cada generación tiene su tiempo de maduración. La ACTUAL, EN EL PODER -no solo público, también en el privado-, no ha madurado todavía, por eso hay mucha confusión y desaciertos; quieren cambiar el mundo de manera rápida Y COMPLETA, pero tienen un problema: NO SABEN CÓMO.

Por eso, en esta crisis de inteligencia cubierta por ese manto de confusión, animado de inmediatismos, visiones angostas y egoístas, habría que propiciar modos de ARMONIZAR entendimientos, entre experiencia con conocimiento; con generación joven ilustrada, con creatividad y tecnificada, con predisposición a ACUERDOS, que es el entendimiento entre INTELIGENTES.

Para ser justos, en el análisis valdría hacer una evaluación autocrítica respecto al papel cumplido, en especial por quienes estando en el poder nos gobernaron.”

Luego, hay que leer también al sobrino, que responde al tío de la siguiente manera:

El descomunal crecimiento del yo ha obnubilado a la comunidad, que convierte en gobernantes a sus verdugos; y sus mentes de cristal, originadas por el avance tecnológico, no brillan, solo son frágiles; por eso la acercan al cristal. Es decir, estamos creando una sociedad de vidrios en acecho, que persigue al pensamiento y sataniza los valores. Es lo que Ricardo Cobos llama la imbecilidad moral.

Es verdad, José Ingenieros la llama cobardía moral. La ausencia moral del ser de cristal lo hace estallar en mil pedazos; no acepta un mínimo de criterio razonable y explota.”

En cuanto a la respuesta del sobrino, es interesante en cuanto a la aspiración de quienes nos criamos en los viejos valores. En especial, el sobrino insiste en el axioma de inspirar en el núcleo familiar una herencia ética, que se superponga a la banalidad. Es un criterio válido.

Ahora, la pregunta es: ¿si resistirnos al brutal ataque de los demonios del absurdo, están listas nuestras fuerzas morales para dar ese combate? No lo sabemos, pero bien vale la pena intentar la resistencia, para que el futuro no encuentre animales parlantes, en lugar de seres pensantes.

En cuanto al amor a la familia y descendientes, insistiré en enseñarles que hubo un pasado maravilloso donde la honestidad y el intelecto eran superiores a la insoportable levedad del ser. Pero ellos son los dueños del futuro.

Ricardo, ¿cómo estás? ¡Buen día! 

En relación a lo que muy claramente comentas, lo hemos charlado algunas ocasiones, pero el problema fundamental -como lo veo- es de una catarsis generacional en la cual, pese a ser testigo de grandes cambios tecnológicos los cuales se han dado durante mi vida, mis recuerdos más valiosos son más enfocados a valores reales de familia, amor y pertenencia.

Las generaciones actuales, por el contrario, perdieron ya capacidad de asombro y ahora ven de distinta manera y más superficial, lo que les impide crear nexos reales y lo han cambiado a un entorno virtual, lo que significa lejanía y por ende falta de transmisión de valores de manera tradicional a través de la experiencia de nuestros antecesores, lo que creaba esa relación de mentor & discípulo y por ende respeto hacia la “persona”, parte fundamental de nuestra manera normal de crecer -o así la conocíamos.

Por el contrario, las nuevas generaciones buscan referentes que llenan sus necesidades de individualismo enfocado en “el Tener”, mas no en “el Ser”. Y nosotros somos culpables, en gran parte, de ese comportamiento; porque en el trajín de darles comodidades para que “No tengan nuestras carencias”, creamos individuos dependientes que viven en un limbo vano de necesidades.

Repito, perdieron la capacidad de asombro y viven en una vorágine de superficialidad, de falta de criterio, de no tener ejemplos validos de moral y éticos, que creen de manera ciega lo que dice y transmite el internet, de no investigar, de haber relegado a sus antecesores por creer que tienen la verdad absoluta que les otorgó la WWW.

Nunca es tarde para cambiar. El humano es un ser resiliente, pero ese cambio debe ir enfocado a nuestros hijos y nietos. En nuestro caso considero -y así lo hago- que es parte de contar historias; que sepan quiénes son, de dónde vienen y en dónde estamos actualmente como familia o núcleo familiar; hacer que su participación y enfoque proactivo sea valioso, que entiendan que los grandes cambios vienen de pequeños esfuerzos.

Es un tema largo de comentar, pero espero que de alguna forma mis palabras hayan tenido algún sentido para ti, lo cual para mí es muy importante; y te agradezco por ponerme a pensar y activar de alguna manera mi sentido crítico de las cosas. Ojalá lo sigamos haciendo regularmente.

Te quiero mucho:

Hugo Luis.”

Y me permito agregar solo un pequeño exordio, porque mi visión nunca ha alcanzado tales niveles. Pues mi criterio apenas llega al comentario de televisión o a elaborar una ponencia crítica. Pero una disección de la antropología cultural y política todavía no la he elaborado, con los bemoles y aristas que ensaya el Dr. Cobos.

Pero estoy de acuerdo en que no debemos permitir que se pierda la sociedad. Algo habrá que hacer y Ricardo Cobos ha encendido las alertas.

Este es mi punto de vista.

* Víctor Arias Aroca, nacido y residente en la ciudad de Manta (Ecuador), es doctor en Jurisprudencia. Diplomado en Derecho Constitucional por la Universidad Pública de El Alto – UPEA (Bolivia), y por el Instituto Latinoamericano de Investigación y Capacitación Jurídica – Latin Iuris (México). Su e-mail: corporacionarias@gmail.com