Es proverbial el encanto natural de Chone, cuyo extenso territorio contiene una variada gama de lugares rurales con exuberante vegetación, ríos y riachuelos, lomas impresionantes, senderos inspiradores y diversas especies de animales llamativos por su pelaje y astucia. Eso es bien conocido y apreciado por muchos nativos y afincados, pero también hay muchísima gente de otros lados que lo desconoce. Por esto recomendamos ir a Chone a vivir momentos de placer inefable, contemplando extasiados el verdor multiforme de la campiña y su admirable orografía, ofreciéndoles hoy el botón de muestra que presentamos en las líneas y fotografías que siguen.

A unos 25 minutos de la ciudad de Chone, viajando directo en carro, se encuentra el Recinto Guabina en el valle del Río Mosquito, que en este lugar es plácido y cristalino, ideal para zambullirse acompañados de la familia o los amigos. En los alrededores hay unas pequeñas cascadas ocultas entre la vegetación espesa y las enormes rocas revestidas de pátina y musgos, un ambiente sombrío que para unos puede resultar pacificador y, para otros, quizás inquietante por la tranquilidad extrema. A estos parajes se llega después de caminar unos 10 minutos al borde de un estero, remontando una loma con gradas y pasadizos artificiales hechos con caña guadua. Tanto desde la base, cuanto desde la elevación, el panorama es gratísimo, digno de todas las pausas posibles.

En el área poco poblada funcionan una tienda de abastos y un restaurante. Los dos negocios son el núcleo del caserío. El primero es a la vez un comercial que adquiere allí los productos agrícolas de los campesinos del sitio, mientras que el segundo, llamado El Caracol, brinda servicio a todos los visitantes que lo requieran: Un plato con frituras de chancho, colmado de chifles de plátano verde y cebolla colorada en rodelas, 2 dólares; un plato con arroz y pollo desmenuzado, aderezado con ensalada verde, 1.75 dólares; y, un vaso con jugo de naranja, 0.50 de dólar.

El restaurante funciona diariamente en una hermosa construcción de caña guadua tratada y techo forrado de piel artificial. El local es amplio, bien aireado y limpio. El patio trasero tiene árboles de mandarina, bajo cuya sombra se mecen hamacas de fibras naturales o de latillas de caña guadua pulida.

En la cocina de ese comedor se prepara longaniza de cerdo, que vende a 5 dólares cada libra. Demás está decir que la comida allí preparada y servida tiene muy buen sabor, olor y aspecto apetecibles. La atención del personal es cordial y esmerada.

La vía que conduce desde la ciudad de Chone hasta este lugar es totalmente asfaltada y se halla en muy buenas condiciones. De Chone al sitio San Andrés viajamos por la carretera que lleva hasta El Carmen y Quito. Al llegar a San Andrés hay que girar a la derecha y tomar la vía que conduce a la Represa Multipropósito Chone, pero solo hasta unos 100 metros más allá del puente sobre la desembocadura del Río Mosquito, porque allí se debe girar a la izquierda y tomar la vía que conduce hasta Guabina.

Durante todo el recorrido el paisaje es maravilloso de lado y lado, pasando frente a viviendas campesinas con espléndidos jardines al frente. Un poco antes de llegar a Guabina está el centro recreacional “Tierra color de café”. A cien metros de nuestro destino, la carretera gira 90 grados hacia la derecha y avanza por la Loma Champang a otros lugares, como Tablada de Sánchez y Barraganete, hasta concluir en la cabecera cantonal de Pichincha (Manabí). Nosotros seguimos en línea recta para encontrarnos en Guabina.

Los fines de semana y días feriados hay servicio de transporte colectivo directo entre la ciudad de Chone, Guabina y viceversa. El precio del pasaje es 0.50 de dólar por persona, o, en número redondo, 1 dólar ida y vuelta.

MANTA, 06 de julio de 2016.