El 29 de septiembre de 1922, en Quito, el presidente ecuatoriano de ese entonces, José Luis Tamayo, rubricó el decreto legislativo por el cual se creó el Cantón Manta de la provincia de Manabí. Ese hecho histórico acaba de recordarse hoy en la plaza cívica de su ciudad, que lleva el mismo nombre y es además su cabecera jurisdiccional. Esta recordación fue un acontecimiento solemne, con participación de mandatarios municipales, oficiales militares, rectores de colegios y los correspondientes colegiales distinguidos como portadores del estandarte manteño.
Pero si bien el 29 de septiembre es, desde hace 94 años, el inicio o nacimiento de la vida cantonal de Manta, en su población prevalece el recuerdo del día 4 de noviembre del mismo año 1922, cuando llegó el bando oficial a la ciudad y se lo publicó en el Parque Eloy Alfaro. La tardanza con que Manta conoció su nuevo estatus legal se debió a lo rudimentario de las comunicaciones de la época: caminos estrechos y sin asfalto, ausencia de aviación; apenas un hilo telegráfico defectuoso que transmitía textos cortísimos y cifrados. Por manera que Manta celebra su aniversario cantonal el día 4 de noviembre y no el 29 de septiembre.

Desde hace unos pocos años la Administración municipal de Manta se ha propuesto reconocer y exaltar la fecha exacta en que nació el cantón de su jurisdicción, sin perjuicio de que se continúe celebrando con más fuerza el día en que llegó aquí y se hizo público el decreto legislativo que hizo posible ese nacimiento.
Así se explica el acto cívico de hoy, “La Unción y Exaltación de los símbolos del cantón”, desarrollado en la plaza cívica, en donde la estudiante de la Unidad Educativa Fiscal Manta, Yaylee Espinal Pín, exaltó a la bandera celeste y blanco de Manta.
En ese mismo homenaje, la estudiante de la Unidad Educativa Lev Vygotsky, Eimi Quijije Gracia, exaltó al escudo y la estudiante de la Unidad Educativa Olga Meza Santana, Fiorella Macías Avellán, exaltó al himno de nuestro cantón.
A la ceremonia acudieron 49 estudiantes portadores de la bandera de Manta, quienes pertenecen a diversos establecimientos educativos del cantón. Estos abanderados fueron homenajeados por las autoridades oficiales presentes, entregándoles certificados de merecimientos y escarapelas, en reconocimiento a su vocación y dedicación estudiantil.
En la parte final de este acontecimiento, la concejala Margarita Mejía, representando al alcalde Jorge Zambrano Cedeño, hizo un breviario histórico acerca de la firma del decreto de cantonización y felicitó a los estudiantes homenajeados.
El coro del Gobierno municipal entonó a su turno los himnos de Ecuador y de Manta, además del tema “Manta, ciudad querida”, con el que terminó el programa.
FUENTES: Redacción Revista de Manabí, con aportes de la Dirección de Comunicación Social del GAD cantonal de Manta, mediante boletín informativo y fotos con firma de su director, periodista Antonio Cedeño C.- MANTA, 29 de septiembre de 2016.

Agradecemos al historiador Joselías Sánchez Ramos por rectificar las partes erradas de la información y por aportar con más precisiones históricas.
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El segundo párrafo es una perfecta demostración de ignorancia histórica y demuestra total desconocimiento del proceso de la cantonización de Manta. El 29 de septiembre 1922 en efecto, el Presidente de la República firma el decreto, al día siguiente (30 de septiembre) se publica en el Registro Oficial y, cumpliéndose lo dispuesto en el Código Civil de la época, el pueblo de Manta se reúne el 4 de noviembre de 1922 en la Plaza Quito (hoy Plazoleta Azúa) dar cumplimiento a la ley; el notario da lectura del decreto, lo inscribe y comienza Manta a vivir su cantonalismo. El Jefe Político asume la administración hasta que se cumplan las elecciones del primer ayuntamiento, se posesionen sus concejales y designen al primer presidente municipal. Argumentar que por lo rudimentario de los caminos el decreto recién llegó en esa fecha es desconocer otra fecha histórica: el 8 de octubre de 1922 cuando, en el parque central (hoy 4 de noviembre) se lee el Decreto traído por barco desde Guayaquil por don Ascario Paz. Lamentable esta tergiversación histórica.
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