Mucha gente en Manabí da por hecho el triunfo del candidato Lenin Moreno, de Alianza País, en las elecciones presidenciales de Ecuador en febrero de 2017. El vaticinio se sustenta en el viejo pero siempre vigente refrán de que “obras son amores y no buenas razones”, aludiendo claramente a la numerosa obra pública construida por la gestión gubernamental de ese movimiento político a lo largo y ancho del país en el transcurso de los últimos 10 años, bajo la dirección del presidente Rafael Correa Delgado y en parte también con la participación directa del exvicepresidente Moreno, enfocado principalmente en el reconocimiento de derechos a los colectivos sociales más vulnerables.
A Moreno se lo considera, además, un conciliador espontáneo y abierto al diálogo con los representantes de todos los sectores sociales, que utilizará guantes blancos para dirimir los conflictos de intereses y encontrar consensos de acción. Sin embargo, esta aparente mansedumbre es a la vez un motivo de preocupación al interior de ciertos cuadros de Alianza País, porque piensan que grandes grupos de electores pueden asumirla como un signo de debilidad y sumisión, ante la dirigencia de su tienda política y ante los opositores más ruidosos y atrevidos. Esto es lo que nos confió un prominente miembro del buró político cantonal de Alianza País en Manta, durante un encuentro ocasional el miércoles 12 de octubre en una celebración pública.
En contraste, según esa confidencia, ven la irrupción de Paco Moncayo en la lid electoral como un elemento equilibrador de fuerzas, que empieza a posicionarse como un aspirante de “temple duro”, capaz de sobreponerse a todos los intentos de manipulación. Es decir, se les antoja un líder carismático que atrae y aglutina, y que al mismo tiempo tiene el carácter para centrarse en sus objetivos y no perder la brújula. O, al menos, es lo que podría creer buena parte de los electores, que finalmente se decantarían dándole el voto.
Moncayo es el candidato del renacido Partido Izquierda Democrática, alrededor del cual se adhieren algunos movimientos políticos y organizaciones sociales de izquierda y centro izquierda, particularmente de la Sierra. Es militar retirado que, con el grado de general, comandó a las Fuerzas Armadas ecuatorianas y dirigió con éxito el conflicto armado con Perú durante la presidencia de Sixto Durán Ballén. Después de abandonar la vida militar activa ingresó a la arena política partidista, siendo primero elegido Alcalde de Quito y después legislador de la República, funciones que desempeñó sin empañar su buena imagen pública.
El propio presidente Correa lo considera hoy la opción “más rescatable” de entre todos los candidatos del sector que hace oposición al régimen vigente.
Fotos tomadas del banco de imágenes de Google.- MANTA, 14 de octubre de 2016.