EL ambiente donde trabajan algunos técnicos y obreros del servicio de agua potable de Manta es bastante riesgoso, porque muchas veces deben hacerlo bajo la superficie terrena, en espacios reducidos, oscuros, con poca ventilación y entre agua y lodo cloacales. Para disminuir los riesgos deben tomar cuidadosas precauciones y usar vestimenta, equipos y herramientas que les protejan y faciliten su trabajo. Esto, sin embargo, requiere previamente una preparación profesional experimentada, que les permita estar conscientes de las consecuencias perjudiciales a las que se exponen y tener claro qué hacer para prevenirlas.

Entrenamiento con uso de herramientas apropiadas.

Hasta hace poco esos trabajadores cumplían sus obligaciones prácticamente desprotegidos, carentes de formación específica contra riesgos y desprovistos del vestuario y del equipamiento técnico apropiados. Pero después de que la Empresa Pública Aguas de Manta (EPAM) -responsable del servicio de agua potable y alcantarillado- allegara la asesoría de Veolia, empresa privada de origen francés, en conjunto están desplegando varias actividades encaminadas a revertir aquella precaria situación laboral.

Entre otras cosas han instrumentado un Plan Académico Institucional, del cual se deriva el Programa Formativo por Tipos de Riesgos, dentro del cual acaban de realizar el taller “Trabajo Seguro en Espacios Confinados”, del que han participado técnicos y obreros de algunas áreas operativas del servicio. Lo han hecho durante un total de dieciséis horas, practicando en escenarios reales y utilizando herramientas propias para trabajar en sitios inhóspitos: señalización exterior y protección perimetral, arnés, trípode con sistema recuperador, medidor de gases, equipos de protección respiratoria, medios de ventilación y equipos de comunicación.

La importancia de esta capacitación teórica y práctica es reconocida por José Perero, mecánico del departamento técnico, quien tiene veintinueve años trabajando al servicio de la EPAM. Confiesa que por primera vez ha participado en un taller instructivo, entrenándose en espacios confinados. Por esto dice hallarse agradecido por la oportunidad de instruirse y tener los equipos necesarios para desempeñar su trabajo con prevención.

Instrucciones previas al entrenamiento.

Por su parte, el facilitador Daniel Ibarra destacó la gran participación y el trabajo en equipo de los técnicos. “El taller es sumamente importante, sobre todo por las estadísticas anuales a nivel nacional e internacional (que revelan muchos casos de accidentes, algunos fatales) al desarrollar trabajos de riesgos y no tomar medidas de seguridad anticipadas”.

María Alexandra Gutiérrez, coordinadora de Transferencia de Conocimiento de la alianza EPAM-Veolia, manifestó: “Es gratificante observar el compromiso de los colaboradores con este tipo de capacitaciones. Si bien es cierto, al principio hubo resistencia al cambio y a la alianza, hoy vemos la aceptación e involucramiento de técnicos, supervisores y líderes. Al momento tenemos la participación del 90 % de los convocados; para el 2019 seguiremos con el Programa Formativo con otros tipos de riesgos”.

FUENTE:
Epam (Manta), mediante boletín informativo y fotos con firma de Pedro Clotario
Cedeño, gerente de gestión de comunicación.
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