El ideal de llevar una vida sobresaliente, caracterizada por el reconocimiento social y la prosperidad económica, convence a muchos jóvenes manabitas sobre la bondad de enrolarse en el movimiento laico pro cristiano Juan XXIII, cuyas colectividades alrededor del mundo procuran motivarse con los principios históricos de la moralidad, el civismo, la solidaridad y el agradecimiento constante al Señor Jesucristo, por sus revelaciones acerca de la palabra aleccionadora de Dios y el poder y la munificencia infinitos de su Reino Divino donde se originó el universo y todo lo que él contiene.

Juan XXIII (1861-1963), cuyo nombre de pila era Angelo Giuseppe Roncalli, fue el papa N° 261 de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano entre 1958 y 1963 (Wikipedia). Durante su pontificado nació -en la Diócesis de Arecibo, Puerto Rico- el Movimiento que lleva su nombre, inspirado en los principios emanados del Concilio Vaticano II y para “(…) ser un movimiento de evangelización y trabajar principalmente por aquellos alejados de la Iglesia y marginados, también, de la sociedad” (Catholic.net).

Ceremonia de «recibimiento» en la Parroquia Eclesiástica La Merced de Manta. (Foto cortesía de Carmen Risco Intriago)

Frecuentemente, en la provincia de Manabí, el Movimiento Juan XXIII reúne a los jóvenes en “convivencias” multitudinarias, itinerantes y alegres, que se realizan en grandes espacios privados que brindan las condiciones indispensables de alojamiento, aseo personal, alimentación, seguridad y aislamiento, de tal manera que es posible desplegar actividades de meditación y recreación compartida.

Es así como los jóvenes “conviven” armoniosamente en el transcurso de dos días seguidos, escuchando charlas motivadoras, leyendo extractos de la Biblia y analizándolos, expresando sus sentimientos individuales, y compartiendo actividades lúdicas diversas. También se suman a las actividades inherentes a la organización y desarrollo de cada evento, sobre todo cuando ya tuvieron su primera “convivencia” y concurren a las siguientes para brindarles su apoyo personal en asuntos de logística.

Delegación de la Parroquia La Merced (Manta) en el Renacer de Jaramijó. (Foto cortesía de Tamara Palma Joza)

Después de su respectiva “convivencia”, los jóvenes son convocados a las reuniones “Renacer”, una especie de reencuentro para evaluar el impacto que la convivencia previa tuvo en cada joven (mujer u hombre) y reafirmar las convicciones allí surgidas.

El “renacer” más reciente ocurrió entre los días sábado 24 y domingo 25 de agosto del 2019, en el pueblo cabecera cantonal de Jaramijó. Hubo concurrencia de casi todos los pueblos de Manabí. Y el día sábado siguiente, 31 de agosto, en cada parroquia eclesiástica de donde procedían los “renacentistas” se hizo la reunión de “recibimiento” a los jóvenes que la representaron en Jaramijó. En este recibimiento también hubo charlas de evaluación y reflexión, cánticos y bailes exaltando a Jesucristo y a su Padre Dios.

Ambiente del recibimiento desarrollado en la Parroquia La Merced, Manta. (Video cortesía de Mariuxi Joza Risco)

El hecho de que todas las reuniones de convivencia y renacer sean multitudinarias, habla por sí mismo de la gran influencia de esas citas en la determinación de los jóvenes y en la eficacia para que estos encuentren un verdadero acercamiento a su ideal de vida.