El autor de la siguiente opinión hace notar las cualidades de grandeza que priman en un líder auténtico, merecedor de la confianza pública.

Por Ricardo Cobos Castillo *

Un líder AUTÉNTICO (y no el que parece ser) actúa por convicción, no por conveniencias, no especula… Se comporta racionalmente,  se apoya en el ejemplo de su manera de ser, no cree ser más ni menos que nadie…

Es simplemente un ser como todos, pero con convicción y conciencia moral. No impone, sugiere; razona y dispone; no mira, observa; no oye, escucha; valora las causas, las estudia y soluciona las dificultades; se anticipa al problema…

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Impulsa acuerdos como instrumentos de entendimiento inteligente. Nace con esa cualidad, la cultiva. Se prepara y se forma para poder desempeñar con responsabilidad el oficio de administrar, conducir o gobernar…

No es petulante, soberbio o mentiroso; es sincero, argumentado y frontal. Está muy consciente de sus límites, sus defectos y equivocaciones; no las ratifica, las rectifica.

No es perfecto; jamás lo será, y lo sabe… Y es, precisamente, en esa capacidad de entendimiento de su realidad existencial donde radica su valor esencial como ser inteligente y racional.

El farsante, ladino, petulante, embustero, politiquero,  calculador, especulador y charlatán refleja la ANTÍTESIS de lo descrito. Puede, PERO NO TIENE -por tanto- derecho moral a gobernar.

* Ricardo Cobos Castillo es doctor en cirugía plástica (estética y reconstructiva), especializado en Argentina. Su lugar de residencia habitual es la ciudad de Manta, provincia de Manabí, República del Ecuador. Recibe correspondencia en esta dirección electrónica: riccoboscas@hotmail.com