Ha llegado el momento para que los manabitas arrimemos el hombro a fin de celebrar orgullosamente los 200 años (bicentenario) de nuestra Provincia Manabí (Ecuador). En ese largo periodo, el pueblo manabita ha experimentado un proceso de admirable crecimiento, aparejado de un desarrollo general que corresponde a las iniciativas y esfuerzos desplegados.

LA PROVINCIA DE MANABÍ (Ecuador) fue creada el día 25 de junio de 1824 por la Ley de División Territorial dictada por el Congreso de la Gran Colombia y sancionada en la misma fecha por el general Francisco de Paula Santander, encargado del Poder Ejecutivo. Inició con solo tres cantones: Portoviejo, Jipijapa y Montecristi (que ocupaban todo el territorio que hoy comparten 22 jurisdicciones cantonales), además del territorio actual de Esmeraldas, provincia que no existía en aquella época. (Primer párrafo de la reseña histórica ofrecida en la página “Acerca de Manabí” de REVISTA DE MANABÍ.)

Ciertamente, el desarrollo manabita no es aún el que nos gustaría y por esto mismo el bicentenario es la oportunidad para, unidos fraternamente, repensar nuestro futuro. ¡Y qué mejor manera de hacerlo con una celebración generalizada, que se vea y se sienta nítidamente en todos los rincones del territorio provincial!

Siendo el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de la Provincia Manabí el organismo de Estado llamado a representarnos y guiarnos, es deber suyo tomar la iniciativa y socializarla prontamente a lo largo y ancho de la geografía provincial. Involucrando, claro está, a los 22 GAD cantonales que conforman la jurisdicción provincial.

Hay que programar actos relevantes que sean motivadores y una muestra representativa de la cultura manabita, entendida esta como el conjunto de todas las expresiones cotidianas de una sociedad. En la celebración tienen que hacerse presente representaciones de los ámbitos agropecuarios, acuícolas, mineros, comerciales, industriales, locomotores, turísticos, educativos, deportivos, religiosos y más, con preponderancia de las expresiones artísticas de todo tipo, que Manabí tiene de sobra y altos quilates.

De la ciudadanía, en general, lo menos que puede esperarse es que desde hoy empiece a mostrarse consciente del bicentenario y la importancia de celebrarlo, haciéndolo visible a través de manifestaciones tales como engalanar sus viviendas, vehículos y lugares de trabajo, con banderines, escudos y otros símbolos de Manabí.

Una celebración generalizada y bien puesta promoverá de inmediato las actividades comerciales, turísticas, gastronómicas, y, por ende, todo el quehacer provincial. Vale, pues, cualquier esfuerzo en ese sentido.

Editorial de REVISTA DE MANABÍ.