Nunca será grato recibir la infausta noticia de una muerte y mucho menos de alguien que apreciamos y con quien hemos forjado una estrecha amistad. Con ese pesar conozco ahora la partida de “el mello” o “el mellizo”, como cariñosamente conocíamos a Líder Suárez.
Líder será recordado por su afable carácter y, sobre todo, por el amplio espíritu de generosidad que le distinguía.
Era de los que se afanaba por ser el mejor anfitrión con sus amigos, y no puedo sino recordar cómo nos hacía sentir tal cual si estuviéramos en casa propia, cada vez que visitábamos Manta.

Hombre íntegro en sus actos y quien, junto a María Adelaida Loor, formaron un hogar ejemplar de cuyo amor nacieron sus hijos María Caridad y Emilio.
Líder difícilmente se separaba de su hermano Rubén. Coincidían como la sombra de cada cual en todo lugar, de tal forma que cualquier reunión no estaba completa hasta que llegaran los mellizos Suárez. Luego, haciendo honor a su nombre, Líder -con el aura de gran conversador que tenía- se convertía en la alegría de la fiesta.

En el 2015 nos visitó en Nueva York y compartimos momentos irrepetibles en el US Open de ese año, cuando pudo ver a su ídolo Roger Federer disputando la final ante Novak Djokovic.
Era un apasionado por el tenis, lo jugaba y vivía intensamente, y dijo que volvería algún día cuando sus hijos estuvieran más grandes…
Con su partida, muchas cosas quedan inconclusas; pero, mientras vivió, tengo la certeza de que Líder siempre se esforzó por hacer lo mejor; era su naturaleza y su mejor legado.
Descansa en paz, entrañable hermano.
* Escrito en Nueva York (EE.UU.) por el periodista manabita (Ecuador) David Ramírez Bravo. Enero 7 de 2025.
