Revista a la prolífica, moderna y cautivante obra literaria del periodista-escritor quiteño radicado en uno de los paraísos naturales de la provincia de Manabí, Ecuador. Es un ensayo desvelador y sugerente, escrito con la maestría de un lector militante y consumado.
Por Vladimir Zambrano Galarza * / vladichzg@hotmail.com

De las destacadas publicaciones literarias expuestas durante el 2024 en Manabí, vale resaltar grandemente el trabajo de escritura que llevó a cabo John Solís en el género del microrrelato.
En su cuentario «Portales», publicado en el 2023, nos encontramos frente a una obra como un punto en el universo, donde el universo es la obra y, el lector, el punto. Sus relatos en forma de literatura breve nos arrollan con los múltiples elementos y las ilimitadas posibilidades de comprensión de cada texto.
Es allí donde radica el valor denso del escrito corto, que necesita ser reducido en tamaño para mostrar su grandeza explosiva.
«Portales», la publicación de Solís que ha aparecido en la colección Micronautas (2023), es un catálogo de microcuentos, que responde a una tendencia narrativa en la contemporaneidad que hoy nos empuja a lo reducido en muchos ámbitos de la comunicación, tales como la exposición, en diez y cinco segundos, de propaganda visual en dispositivos electrónicos que reposan en la palma de la mano, donde con un clic tengo acceso al mundo; los anuncios de noticias globales en el pie de pantalla mientras corre la nota en el plano frontal; los resúmenes periodísticos en tres líneas, de diez eventos, que nos llegan a la bandeja de entrada del correo; los doscientos ochenta caracteres para la red X, etcétera.

No son sino expresiones en la marea de los aires que vivimos, donde la prisa y el tiempo reducido nos trata como micronautas, una especie de puntos recorriendo un universo inagotable de sucesos y de agendas repletas con tareas inacabadas, diciéndonos que debemos digerir todo rápido y breve.
Y es allí donde la literatura breve, un género necesario, también es sorbida por la necesidad de estos navegantes, donde el relato necesita ingresar como una píldora de cianuro para estallar en el organismo y no quedar nunca igual luego de digerirlo en su lectura.
El escritor John Solís nos pone contra la pared en sus cuentos de «Portales». Nos mueve con el uso deliberado de la sorpresa en el desenlace del microcuento: ‘Volvían a sus esposas, a sus vidas’, concluye el relato de “Domingos”; ‘Dice que usted no puede confiar más en su mejor amigo’, son las últimas palabras en “Consejo”; con “El mendigo”, su cuento nos cuestiona dónde radica la verdadera pobreza.
En el relato “Duda”, que nos reta a la moral propia, aparece el cuento perfecto con la introducción, nudo y desenlace.
El escritor, de forma experta con el manejo del inmenso dato histórico, nos lleva sobre sus lomos en los cuentos que caminan por las tradiciones andinas con “Wañuy”, las de los sacrificios del mundo azteca con “Itzel” y las tradiciones quiteñas con “La Torera”, hasta las del mundo heleno antiguo en el oráculo de Delfos en “Imperio”, con un guiño a Persia, pasando por el mundo nipón en “Seppuku”, y “La araña y la mosca”, que con un sable corta el aire del lector en los cuentos.
La inmensa explicación del origen del hombre se lee en “El Regalo”, y de la religión en “Mesías” y “Palabras”. El autor juega con el humor negro en el cuento “Templo” y con el drama de una pandemia en “Hipoxia feliz”.

Personajes histórico-políticos como García Moreno se retratan en “El Emperador”, donde vemos toda su vida en su último momento fúnebre. “El Mariscal” y “Entrada triunfal” nos llevan a micro-momentos independentistas; y, de un salto, nos lleva a un escenario de la guerra estadounidense en la campaña de Cuba, con el relato de un amor perdido en “Luz María”.
Escritores nacionales, como Pablo Palacio, son nombrados de un puntapié; y, en una invocación al director de la Academia de Bellas Artes de Viena, le suplica a un viajero del tiempo que cambie la historia sobre la que dependerá salvar millones de vidas.
En «Portales», Solís nos presenta su cuento “Especie”, un microrrelato del monstruo y su víctima, construido con 78 palabras, que fue el texto ganador del primer lugar en el Concurso Nacional de Literatura Breve organizado por la Universidad Nacional de Educación del Ecuador, en 2023.

Y, en ese mismo año, el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, a través del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFIAC), seleccionó para su publicación la colección Micronautas, que junto con la publicación de John Solís contiene tres libros más: «Elogio de la brevedad», de Sara Vanegas Coveña; «La escritura no basta», de Carlos Garzón Noboa; y «La fuerza del adversario», de Adriano Valarezo Román, donde exploran la brevedad literaria en relatos y poemas a través de textos de menos de trescientas palabras, con nanotextos de hasta veinte vocablos, en los que condensan profundidad y significado en pocos términos, mostrándonos la diversidad y creatividad dentro del género de la microliteratura en Ecuador.
El premiado John Solís, un periodista y escritor quiteño radicado al pie de las bellas playas de Briceño, en San Vicente, Manabí, no escatima ni ahorra esfuerzos por mostrar su universo interno y reta al lector a que lo acompañe a conocerlo.
Hoy recorre el país exponiendo la colección Micronautas, obra que ya reposa en las principales librerías del Ecuador para el acceso del público.
Con el Club de Lectura El Quijote pudimos acompañarlo, en Manabí, en dos disertaciones durante el 2024, en las ciudades Manta y Calceta.
Sus conferencias y sus pasos son solo puntos en un universo de letras, que en el 2025 seguirá en expansión de su creativa e inagotable pluma.
* Vladimir Zambrano G. Ha estudiado literatura en la UTPL, es promotor cultural y miembro del Club de Lectura El Quijote. Actualmente radica en Nueva York, EE.UU.
