Todo empezó con los primeros asentamientos humanos sobre la Tierra. Esos primeros habitantes desconocían el funcionamiento de la naturaleza y lo asumieron de manera equivocada.

Fue así como se asentaron en lugares inadecuados para ellos, cuya presencia perturbó la funcionalidad natural y desencadenó las consecuencias catastróficas que hoy tanto lamentamos.

Por desgracia esa portentosa lección ha sido poco asimilada y a pesar de todos los avances de la ingeniería moderna continuamos contrariando las leyes de la naturaleza.

Se construye donde no corresponde, la tierra es cultivada de modo equivocado, se hacen tantas cosas desproporcionadas que alteran el clima. La naturaleza solo vuelve a su estado primitivo, perfecto y maravilloso.

Calle del Barrio Jocay de Manta, en la madrugada del martes 11 de marzo del 2025. / FOTO: Captura de video subido a WhatsApp

Ya es hora de aprender la lección y actuar de forma diferente, deber que corresponde primeramente al Estado de cada país, para que con su guía sea emulado por toda la población.

Esa falta de aprendizaje tiene a la provincia de Manabí (Ecuador) sumida en los mismos problemas de siempre: inundaciones o falta de agua, y los males consiguientes.

Tanto el Gobierno provincial, cuanto los gobiernos cantonales y parroquiales, tienen que rehacer sus planes rurales y urbanos adaptándolos al funcionamiento de la naturaleza.

Es iluso esperar que sea la naturaleza quien se adapte a nuestro estilo de vida. Ella es anterior a la existencia humana y por tanto la que impone sus reglas.

Editorial de REVISTA DE MANABÍ.