Está basada en los conocimientos académicos y las experiencias profesionales de una nutricionista especializada, responsable del área en una gran empresa ecuatoriana productora y comercializadora de alimentos frescos.

Los postres son parte de nuestras celebraciones, recuerdos de infancia y momentos en familia. Pero también han sido señalados como uno de los mayores responsables del aumento de enfermedades metabólicas [1].

De hecho, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en Ecuador al menos 1 de cada 10 personas vive con diabetes, y gran parte de los casos están relacionados con el exceso de azúcar en la dieta.

Repostería saludable

Frente a este panorama, cada vez más personas están optando por alternativas que les permitan conservar su salud tras degustar un rico postre.

Una alternativa que ha tomado fuerza es la repostería consciente, pensada para cuidar el cuerpo sin renunciar al buen sabor. No se trata de eliminar lo dulce, sino de aprender a hacerlo con mejores ingredientes y menos excesos.

Hoy sabemos que un postre también puede nutrir, siempre que usemos ingredientes (ciento por ciento) naturales, moderemos el (consumo de) azúcar y apostemos por productos de (alta) calidad (nutritiva), como los lácteos, las frutas o las harinas integrales”, explica la nutricionista Ana Altamirano, responsable del área en Vita Alimentos.

Esta manera de cocinar también busca transformar nuestra relación con los alimentos, permitiendo disfrutar desde la intención y el equilibrio.

La salud es lo primero

A continuación exploramos cómo aplicar estos principios en casa y dar el primer paso hacia una cocina más consciente de que la salud es lo primero:

Usar ingredientes naturales en lugar de procesados: Esta práctica promueve el uso de alimentos reales, accesibles y sin procesar.

Frutas como banano, manzana, frutilla o coco rallado pueden aportar dulzor y textura a las recetas, sin necesidad de azúcar añadida.

Tubérculos como la zanahoria o la remolacha también se integran en las masas, sumando humedad, color y nutrientes.

Reemplazar harinas refinadas con opciones como avena molida, linaza o almendra mejora el perfil nutricional del postre y favorece una mejor digestión.

Incluso las coberturas pueden adaptarse: en lugar de glaseados o siropes, se puede optar por compotas de frutas naturales, dátiles, mermeladas sin azúcar o un toque de canela, manteniendo el sabor con un mejor equilibrio.

Incluir alimentos con aporte nutricional: La leche, el yogur, la mantequilla y la crema de leche no solo mejoran la textura de los postres, también aportan proteínas de alta calidad, grasas saludables y nutrientes como el calcio y el triptófano, que contribuyen a regular el estado de ánimo y el sueño.

Preparaciones tradicionales, como el manjar de leche, cuando se elaboran de forma casera y en cantidades moderadas, también pueden aportar energía y una textura cremosa para enriquecer las diversas recetas.

La clave está en controlar la cantidad de azúcar y combinar estos ingredientes con otros naturales, como frutas o harinas integrales, logrando postres sabrosos pero también más benignos.

Cuidar las porciones y la frecuencia: Disfrutar de un postre saludable no implica consumirlo sin límites. Las porciones pequeñas y el consumo ocasional permiten mantener el placer sin afectar la salud.

Incluirlo como parte de una comida balanceada, acompañado de frutas, cereales o proteínas, puede ayudar a reducir el impacto del azúcar en el organismo.

Comer despacio, prestar atención al sabor y evitar el consumo por ansiedad, son hábitos simples que contribuyen a una relación más saludable con lo dulce.

El cuerpo reacciona según lo que come

La forma en la que nos alimentamos tiene un impacto directo en cómo se siente y funciona el cuerpo.

Según la nutricionista Altamirano, optar por ingredientes naturales, reducir el consumo de azúcar y evitar productos ultra procesados, no solo mejora la calidad nutricional de los alimentos, también beneficia el metabolismo, el ánimo y la energía general.

Estabilización del azúcar en sangre: Al preparar postres con menos azúcares añadidos y mayor contenido de fibra y grasas saludables, se reducen los picos de glucosa. Esto ayuda a mantener el apetito bajo control, disminuye los antojos y mejora la saciedad.

Mejor digestión y metabolismo: Incluir alimentos como frutas, cereales integrales, yogur o mantequilla de buena calidad, favorece la digestión y permite que el cuerpo aproveche mejor los nutrientes.

Aumento de energía sostenida: Al reemplazar azúcares y harinas refinadas por alimentos ricos en proteínas, grasas saludables y carbohidratos complejos con alto contenido de fibra, se evita la rápida elevación y posterior caída del azúcar en sangre.

Esto ayuda a prevenir la fatiga que suele aparecer tras consumir productos dulces convencionales, promoviendo así niveles de energía más estables a lo largo del día.

Cuidar lo que comemos es también una forma de cuidar cómo nos sentimos.

Al elegir ingredientes reales, moderar las porciones y disfrutar del proceso de preparación, los postres pueden seguir siendo parte de una alimentación saludable, con menos culpa y mucho más bienestar.

FUENTE: Contribución informativa de la empresa productora y comercializadora Vita Alimentos (Quito, Ecuador), mediante boletín y foto remitidos a REVISTA DE MANABÍ a través de la consultora de comunicación Taktikee.


[1] https://www.paho.org/es/documentos/perfil-pais-enfermedades-no-transmisibles-ecuador-2022