Una gran mayoría del pueblo ecuatoriano, su mandante, le ha ordenado que corrija su gestión gubernamental. Lo hizo a través de las respuestas que dio a las preguntas formuladas por usted en el acto democrático de votar en el Referéndum y la Consulta Popular, evento convocado a petición suya por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y desarrollado el día domingo 16 de noviembre del presente año 2025.

Las cuatro preguntas fueron rechazadas por un contundente y obligatorio NO, que dejaron sin piso sus pretensiones de reformar la Constitución vigente a fin de permitir la instalación de bases militares en territorio ecuatoriano, disminuir la cantidad de legisladores que conformarían a futuro la Asamblea Nacional de la República, suprimir el financiamiento estatal a organizaciones partidistas que participan con candidatos en procesos electorales oficiales, y convocar Asamblea Nacional Constituyente para redactar una nueva Carta Magna y dejar sin efecto la que se halla vigente.

Pero ese rechazo no significa un desacuerdo total con las pretensiones consultadas por usted, presidente, sino que se da en un contexto de polarización partidista caracterizado por la confrontación agria y obstinada promovida desde la Función Ejecutiva. Añadiéndose a eso las crisis ciudadanas que necesitan atención prioritaria porque agobian a la mayoría de los ecuatorianos: falta de ingresos monetarios para subsistir; servicios de salud pública ineficientes y sin medicinas; educación pública limitada y defectuosa; matanzas, robos, secuestros y extorsiones a la orden del día; servicios básicos insuficientes, defectuosos y caros; entre otros.

La razón de tales respuestas ciudadanas más bien hay que hallarla en la desilusión, el enfado, el hartazgo y la impotencia para librarse de un mandato devenido en opresión. Son respuestas indignadas contra la prepotencia, el engaño, la vocinglería mediática, la politiquería sin fin y, lo más grave, la falta de políticas públicas capaces de poner la casa en orden y desarrollar sostenidamente la economía y el bienestar social de largo plazo.

Es el mensaje que usted, señor presidente, tiene que procesar celosamente para corregir los errores y hacer que su administración recupere la confianza perdida. Y para ello es claro que debe comenzar reorganizando su equipo humano de asesoría y el gabinete ministerial, corresponsables de las decisiones que usted toma.

Editorial de REVISTA DE MANABÍ.