Esta información es para que ustedes conozcan cómo se desarrolla una asamblea de cursillistas cristianos, que una vez a la semana se reúnen dentro de la vivienda de alguno de sus miembros, para estudiar las Sagradas Escrituras codificadas en la Biblia. Es una experiencia enriquecedora por todo el conocimiento que se comparte y analiza, en un ambiente familiar, de plena confianza y diáfanamente espontáneo.

De todos es conocido que en nuestras sociedades hay poco interés en los ritos y oficios religiosos, con la salvedad de aquellos concertados para bautizar a los niños, casar a los novios y despedir a los muertos, considerados más como un compromiso de convivencia social y menos como un acto de reconocimiento de la existencia de Dios, de su obra maravillosa en la que somos un punto constitutivo y por la cual pensamos, decimos, hacemos y tenemos.

Quizá esa indiferencia con las reuniones de fe sea motivada por la rigidez de los cánones eclesiásticos, por la repetición de letanías hasta el cansancio, por los errores y defectos de las diferentes iglesias, o por la profusión de dogmas y preceptos que confunden a la gente.

Probablemente todos los seres vivientes reconocemos y aceptamos la existencia de Dios como Sumo Hacedor y Proveedor, y confiamos en Él y nos atenemos a sus designios, pero nos asalta la duda en los predicadores de los evangelios.

Lo cierto y evidente es que a muy pocas personas les convocan las reuniones humanas acerca de la fe en Dios y su obra inefable. La excepción está en las espectaculares concentraciones masivas, que son organizadas y promovidas con ayuda de estrategias mercadológicas.

Al tenor de esa realidad, resulta admirable que un grupo de personas, seguramente distinguidas por la gracia de Dios, se junten religiosamente cada martes, durante 2 horas a partir de las 20h00, para adentrarse en la sabiduría de la Biblia, tratando de desentrañar sus mensajes y encontrar respuestas a sus propias interrogantes. Son los cursillistas de la Comunidad Sagrado Corazón de Jesús, de la Parroquia Eclesiástica Divino Niño Jesús en la ciudad de Manta.

La reunión comienza coloquialmente y después de unos minutos todos se ponen de pie y se toman de las manos para decir la primera oración. Dicho esto, la persona que hace de líder o lideresa abre la Biblia e invita a que alguno de los presentes lea en voz alta el pasaje seleccionado (En este caso: Juan 14. 1-14, según el cual a través del Hijo conocemos al Padre Dios. “El que me ve a mí ve al Padre”, en palabras de Jesucristo).

Inmediatamente después se inicia el examen de la lectura y cada persona expresa, sin ninguna presión, lo que ha entendido o le parece entender. Entre opinión y opinión se mezclan testimonios y anécdotas relacionados al tema y vividos por sus expositores o allegados a ellos. Al fin se repite el rito de la oración inicial, seguido de un padrenuestro.

En el ínterin se van desvelando situaciones personales que de uno u otro modo encajan en el relato bíblico examinado, ya sea porque los protagonistas actuaron conforme al mensaje divino o porque lo ignoraron y tuvieron que pagar consecuencias, algunas veces dolorosas. De esta manera los contertulios se percatan del mensaje pro vida que encierra cada parte de los evangelios, así como de sus advertencias para que el ser humano evite ser tentado a actos que le son desfavorecedores.

La conclusión de todo esto es que la asamblea posibilita una reafirmación de la fe en Dios, en su existencia, en su obra universal y en su poder infinito y misericordioso. Y cada quien se siente voluntariamente comprometido a vivir según los mandamientos divinos.

Los participantes quedan sosegados, amistosos, solidarios y altamente esperanzados, lo que es evidente al final de la reunión, con el ágape a cargo de la familia anfitriona, en todos los casos siempre hospitalaria.

MANTA, 17 de noviembre de 2016.

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