Por Samantha Jijón Gagliardo
Se
acerca fin de año y con ello también las tradiciones. En nuestro país, Ecuador,
es muy normal ver desde el 25 de diciembre -o incluso antes- los típicos
monigotes o también llamados años viejos, listos para ser quemados el 31 de
diciembre a las 12 de la noche.
Los muñecos son elaborados por las familias ecuatorianas y también por
consagrados artesanos, que expresan toda su creatividad y talento a través de
esta tradición para despedir el año y comenzar de la mejor forma el nuevo.
Se habla que esta costumbre tiene antecedentes muy antiguos desde la época de
la Conquista. La historia cuenta que el origen en Ecuador se dio por una
epidemia de fiebre amarilla que golpeó a la ciudad de Guayaquil y como medida
sanitaria se confeccionaron atados de paja con la ropa de los fallecidos, para
que fuesen quemados el último día del año y de esa manera ahuyentar la peste. Por
eso la creencia de esta tradición es que, al quemar el monigote, también estás
quemando todas las cosas malas que pasaron en el año.
La confección de los monigotes ha ido cambiando con el pasar de los años. Antes
solamente se elaboraban con ropa vieja que era cosida para que el relleno, que
era a base de serrín o papel periódico, no se salga, quedando más uniforme, y
como detalle final se le adaptaba una careta.
En la actualidad los preferidos son aquellos que están más elaborados. El
cartón, el engrudo y el papel periódico son algunos de los materiales escogidos
para realizar los años viejos, que toman forma de conocidos personajes que
fueron relevantes en el año. Están los infaltables políticos, figuras de
películas destacadas, cómics y dibujos animados. Algunos llegan medir hasta más
de 10 metros de altura y son quemados de manera segura después del 31 de
diciembre para evitar accidentes.
Con pintura, diseños llamativos y mucha dedicación al hacerlos, los años viejos
adornan las calles de las ciudades y es costumbre que las familias ecuatorianas
salgan a observarlos. En Guayaquil, en la Calle 6 de Marzo; y, en Quito, en la
Avenida Amazonas, son los lugares en donde más afluencia de monigotes hay.
No faltan las fotos que las personas aprovechan para sacarse con algún monigote
que está en exposición y el importante aporte, con un valor simbólico, que
la gente hace al artesano que lo elaboró.
Y están los personajes que acompañan esta tradición de manera humorística, como
las viudas, en la que hombres se disfrazan de mujeres para llorar a su
viejo que será quemado. Esto lo realizan en las calles de la ciudad o en
los barrios. La viuda pide caridad a las personas para cubrir los gastos de la
quema de su monigote. También está el testamento del año viejo, que en
realidad lo hace alguna persona creativa y de una manera muy jocosa, destacando
sucesos de amigos, compañeros y familiares, y que es leído minutos antes de
quemar el monigote.
Las
tradiciones son importantes en todas las culturas, y el año viejo es una de
ellas en Ecuador, en la que se juntan el arte y la habilidad para representar a
cada año que se termina, en un monigote que es quemado el 31 de diciembre,
dejando todo en el pasado y así dar inicio a uno nuevo, con la esperanza de que
todo será mejor.
