Por David Ramírez*

Este jueves 25 de julio podría quedar en los anales de la historia de Manta como el 25J, si el Tribunal Contencioso Administrativo decide que Agustín Intriago, no podrá continuar ejerciendo como alcalde de Manta, si se ratifica la destitución que pesa sobre él.

Como se recuerda, Intriago y otros concejales, durante la administración del alcalde Jaime Estrada, fueron observados por la Contraloría por la aprobación de la permuta con la empresa Inmocostazul que dio paso a la construcción del Mall del Pacífico. El organismo de control encontró un perjuicio  a la ciudad de más de 3 millones de dólares y resolvió la destitución. 

Si Intriago es removido del cargo, sería una especie terremoto político sin precedentes que pondría a prueba la institucionalidad del Municipio de Manta. El otro sismo que se recuerde fue el 2009, cuando Estrada fue electo bajo las sombras de un escandaloso fraude, y su alcaldía, en consecuencia, estuvo siempre bajo escrutinio público.

En contraste, Intriago, pese a existir el referido impedimento, ganó las elecciones del pasado 24 de marzo con el 42 % de los votos, merced a una remontada histórica en la fase final de la campaña, donde con su mensaje por una ‘Nueva Ciudad’, caló especialmente entre el electorado joven.

En funciones desde el 15 de mayo, Intriago ha mostrado temple y firmeza en sus primeras decisiones, marcando un radical cambio de estilo comparado con el modelo de gestión de la pasada administración. Para empezar, está claro que todo lo que ocurre en Manta o tiene directa o indirecta relación con la ciudad, es de su competencia, tirando al suelo la muletilla “no es de mi competencia” que usó el alcalde anterior, para evadir responsabilidades en temas cruciales como: el puerto de transferencia, la inseguridad ciudadana y el proceso de reconstrucción tras el desastre generado por el 16A.

Lo dicho se comprobó este martes, cuando Intriago frenó a los ejecutivos de la Autoridad Portuaria de Manta (APM) y de Terminales Portuarios de Manta (TPM), a quienes les dijo en sus narices que los trabajos de ampliación de un patio en la playa, quedaban suspendidos. 

“Ese predio de la playa El Murciélago es municipal y, ante todo, de los mantenses”, declaró Intriago, al tiempo de subrayar que toda obra primero deberá ser articulada y contar con la aprobación del Municipio. Punto.

Pero, retomando el tema sobre el eventual cese de funciones de Intriago, observo que en general el caso de la permuta es cosa juzgada. Que el proceso estuvo plagado de irregularidades, es cierto, como lo es que, desafortunadamente, casi todo lo que se aprueba en el país es retorcido, corrupto y aun así recibe la venia de la justicia, al fin de cuentas.

No creo que la solución sea convivir con este estado de cosas. El país exige un reordenamiento y que prevalezca el imperio de la ley y no la violación constante de ella. No obstante, en este caso, propongo que el Tribunal Contencioso Administrativo ensaye una suerte de amnistía, dadas las credenciales del sindicado, que fue elegido democráticamente alcalde por su pueblo y como tal le confiere el crédito más competente de sus ciudadanos para liderar la ciudad.

Una decisión en ese contexto podría ser factible, si se toma en cuenta, por ejemplo, que el actual alcalde de Quito, Jorge Yunda, se conoce tiene casos en su contra, inclusive de Contraloría, que en buena ley le  inhabilitarían para ejercer como burgomaestre de la capital; sin embargo, allí está.

Finalmente, si un delincuente común puede ser beneficiado por la justicia de una reducción de su condena por su buen comportamiento en prisión, pregunto: ¿Intriago, favorecido mayoritariamente en las urnas para ser alcalde, puede recibir un indulto por el desaguisado del que tomó parte y del cual, como quedó señalado, la justicia nunca pudo remediar?

La respuesta la tendrá esa misma justicia este 25J.

* David Ramírez es un periodista manabita, editor de El Diario de Nueva York.
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