David Ramírez*
El periodista Miguel Ángel Solórzano finalmente fue ingresado al hospital del Seguro Social (IESS) de Manta, el martes 21 de abril sobre las 17h45, luego de intensas gestiones de colegas periodistas que se apersonaron de su caso después de que el comunicador no fuera admitido en ese mismo nosocomio el miércoles 15 de marzo.
Solórzano, que labora como jefe de Redacción en El Mercurio y además conduce el noticiario de Radio La Voz Informativa, había guardado cuarentena por varios días en su domicilio después de haber presentado la sintomatología de coronavirus.
La semana pasada, el escritor Santos Miranda se contacta con Miguel Ángel y se entera de que este se halla enfermo en su domicilio. Miranda alerta sobre la salud del comunicador a los colegas Jorge Guevara, Nancy Muñoz y Mauro Mera, quienes gestionan su traslado al hospital del IESS, a donde llegó el miércoles en la mañana. Tras varias horas de espera recibió atención primaria en la noche, pernoctó en una silla y en la mañana del jueves 16 de marzo fue enviado a su domicilio porque el hospital no tenía cama disponible.
Desde el jueves 16 hasta el martes 22 de marzo, en la tarde, Miguel Ángel estuvo sobrellevando la enfermedad con todo tipo de remedios caseros que solidariamente los colegas le hacían llegar hasta la puerta de su domicilio, lo mismo que alimentos frescos y sopas calientes que de forma diligente le preparaba la compañera Nancy Muñoz.
A medida que pasaron los días, desde que se reveló la gravedad de Miguel Ángel, el caso fue concitando el interés de algunos periodistas, entre ellos César Piloso, Rody Vélez, Neptalí Palma, quienes a través de WhatsApp mostraron preocupación por la salud del paciente y propusieron recabar fondos para poder solventar la contingencia.
El lunes 20 de marzo en la mañana, en virtud del evidente deterioro de la salud de Miguel Ángel, Jorge Guevara se comunica con el alcalde Agustín Intriago y le hace conocer la necesidad urgente de que el compañero reciba asistencia. El alcalde se compromete a que ese día, máximo a las 13h00, dispondría que se le atienda en el Centro Geriátrico municipal.
Transcurre un día más. El martes 21, sobre las 17h00, finalmente Miguel Ángel es trasladado al Centro Geriátrico municipal, donde los facultativos lo evalúan y -dado el cuadro clínico que presentó- lo derivan de urgencia al hospital del IESS. Nuevamente, la persistente gestión de Jorge Guevara logra que Sofonías Rezavala, jefe de Bomberos de Manta, facilite una de las ambulancias de la entidad para el traslado del compañero periodista.
A las 06h02 de la mañana de este miércoles 22 de marzo, vía WhatsApp, Miguel me informa que está en la sala de mujeres. SIC: “No sé qué piso es. Por favor, quiero agua, Pedialyte o Gatorade, tengo mucha sed. No he podido dormir, tengo ansiedad. Necesito mis pastillas para la presión, Lasarten de 50 Mg”.
De inmediato trato de comunicarme con varios colegas y el primero en responder es el Ing. Luis Briones, quien no es periodista pero tiene relación con algunos medios impresos a los que provee crucigramas; y es un hombre de gran corazón.
Luis va en camino con lo solicitado para saciar la sed y calmar la presión de Miguel… mientras todos esperamos que los médicos y Dios hagan su parte en el hospital del IESS.
La historia de Miguel Ángel no es distinta a la de miles de hermanos que atraviesan por el trance de estar infectados por el coronavirus. Muchos no tienen la suerte de contar con amigos y la atención oportuna para salvar sus vidas. Algunos, aunque los tengan y vayan a los hospitales, igual pierden la batalla.
No queremos que ocurra esto con nuestro compañero, pero su caso ilustra el de muchísima gente que no recibe atención a tiempo y que es enviada a su suerte a que mueran en sus casas.
Eso ocurrió con el periodista Víctor Hugo Peña, que se desempeñaba como coordinador de noticias en el canal de televisión Ecuavisa. Falleció la tarde del viernes 27 de marzo por coronavirus en su domicilio ubicado en Guayaquil.
El miércoles 15 de abril, en el hospital del IESS de Los Ceibos, en Guayaquil, falleció el periodista de El Telégrafo, Augusto Itúrburu, tras varios días de estar internado.
El drama que vive el compañero periodista de Manta ratifica lo que se había anticipado con el caso coronavirus en esta ciudad. Su sistema de salud está colapsado, los hospitales no se dan abasto ante la demanda de contagiados por la pandemia. Desnuda la falta de liderazgo de sus autoridades, que no defendieron la construcción de un nuevo hospital tras el 16-A (terremoto sucedido el 16 de abril del 2016) y han guardado un silencio cómplice ante el ya revelado corrompido proceso de reconstrucción del viejo Hospital Rodríguez Zambrano. El pueblo paga hoy las consecuencias.