La designación de María Alejandra Muñoz como vicepresidenta de la República es una lección política que los jóvenes políticos ecuatorianos deberían reflexionar.
Demostró que los hechos pasados, pesan; que las fuerzas opuestas, pueden unirse; que el Gobierno nacional no tiene peso político en las decisiones del Estado; y que, los últimos pueden llegar a ser los primeros.
Si la práctica política sigue las normas de las dos primeras décadas del siglo XXI, el panorama político ecuatoriano será gris y desconcertante.
No hay reflexión política sobre las grandes cuestiones de la vida económico – social del país, solo una larga letanía de corrupción que se ha convertido en el tema preponderante del quehacer político, de la visión económica y un loco afán de descalificar al otro.
Ecuador requiere de una nueva clase política desligada de las viejas muletillas, del culto a la persona y de la abjuración de las ideas diferentes.
En Manta, alcalde y concejales deben comprender que son tiempos de concordancia. Que la discordancia nos hace perder el tiempo. Los viejos mantenses, unimos nuestros esfuerzos para superar las tragedias. Sí, es cierto, son otros tiempos, pero las necesidades humanas son las mismas.
Se han perdido dos décadas, pero el futuro les pertenece. (Joselías, 2020-07-20)