La historia recoge que las mujeres han jugado un papel crucial en la industria textil y en su contraparte del diseño y la moda. Varios perfiles modeladores han revolucionado este sector a escala mundial a través de ideas innovadoras y vanguardistas, que han logrado superar las expectativas.
Las texturas, las tonalidades, las formas y las ingeniosas técnicas utilizadas para la creación de prendas de vestir, permiten que las personas se imaginen a sí mismas más allá de lo que otros ven, creando así una narrativa propia que proyecta identidad, costumbres y estilos de vida, consideraciones que brindan seguridad a quienes las transmiten.
Son dichas consideraciones, precisamente, las que el sector empresarial textil toma en cuenta a la hora de proyectar y materializar sus productos, asumiéndolo como un factor clave para ganarse la confianza de sus consumidores, particularmente de las mujeres que buscan empoderarse como protagonistas esenciales de la sociedad.
La industria textil del mundo, orientada y acicateada por el talento inventivo y creador de diseñadores célebres, ha marcado la pauta en el proceso largo y difícil que han seguido las mujeres para liberarse de antiguas y tormentosas costumbres impuestas a su forma de vestir.
La diseñadora francesa Gabrielle Chanel (Coco Chanel), por ejemplo, fundadora de la marca de moda con su apellido, eliminó las prendas incómodas, pues aseguraba que las mujeres debían moverse con libertad. Motivada por ese criterio añadió asas en los bolsos de mano y creó el famoso traje sastre para ellas.

Otro claro ejemplo de innovación en la industria de la moda textil fue la diseñadora británica Mary Quant, quien diseñó la minifalda en los años 60, convirtiéndola en un símbolo de liberación para las mujeres en una época cuando la sensualidad era un tabú por mantenerse oculta.
En Ecuador, según la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria de Pichincha (Capeipi), el sector textil emplea a 158.000 personas, de las cuales el 80 % son mujeres y, en su mayoría, cabezas de hogar. Sin embargo este sector, activado en gran parte por y para mujeres, cayó un 11,3 % en 2020 durante la pandemia COVID-19 y ahora se espera ver un repunte de al menos un 4,7 % en este 2021.
Para este despunte, no obstante, se necesita continuar con estrategias innovadoras que permitan brindar al consumidor una experiencia única.
La industria textil ecuatoriana tiene en las mujeres el potencial básico para desarrollarse y contribuir en la grandeza del país. El 48 % de los negocios textiles y de moda son de propiedad femenina, según las proyecciones del INEC en el 2020.
FUENTE: Empresa de confecciones textiles Salomé (Ecuador), mediante boletín y foto enviados a REVISTA DE MANABÍ a través de la agencia MC Comunicaciones (Guayaquil), con firma de Jazmine Martínez.