Con excepción de Jaramijó, vecino a Manta y Montecristi, los otros 21 cantones de la provincia de Manabí (Ecuador) se hallan en rojo epidemiológico a causa de la variante ómicron del coronavirus SARS-CoV-2. En tal virtud, sus respectivas poblaciones pasan un momento de duras restricciones en cuanto a su desenvolvimiento cotidiano.

De conformidad con lo dispuesto para esta semana por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional, responsable de reglar la convivencia pública durante la pandemia, la concentración de personas en espacios cerrados de los cantones en rojo está fijada en el 30 % de la capacidad de cada lugar. Esto incluye a centros comerciales, restaurantes, templos, salas de eventos, etc.

El COE cantonal de Manta dispuso que, las playas marinas, solo podrán ser visitadas entre las 05h00 y las 17h00, de lunes a sábados; mientras que el domingo permanecerán cerradas.

El Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) también ha constreñido la presencia de público en sus áreas protegidas: los días lunes, martes y miércoles permanecerán cerradas; jueves, viernes, sábado y domingo abrirán en el horario establecido en cada cantón, con un aforo ajustado al color epidemiológico respectivo: verde, 75 %; amarillo, 50 %; y, rojo; 30 %.

Sin embargo, deja en libertad a las empresas operadoras de turismo para que ingresen con sus visitantes de acuerdo a su propia planificación semanal, previa coordinación con la administración de cada parque o área protegida. (Ver el documento PDF adjunto)

El caso es que la presencia de la variante viral ómicron coincide con la temporada estacional de la gripe, y como sus respectivas sintomatologías tienen parecido -según la ciencia médica- la gente anda muy preocupada y llena cada día los establecimientos de salud en busca de aliviar sus malestares.

En Manta, por ejemplo, se ha visto que a ciertas horas del día la gente hace fila frente a hospitales, clínicas y laboratorios donde hacen pruebas para determinar si una persona ha contraído el virus de la COVID-19. Y casi no hay familia en cuyo seno alguien muestra los síntomas de preocupación.

A ese cuadro de inquietud se suma la falta de medicinas necesarias para contrarrestar los malestares presentes, lo que es notorio en algunas casas de salud y en no pocas farmacias, según cuentan quienes han ido en busca de tales medicamentos.

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