Los síntomas generalmente se identifican durante la infancia o en la adolescencia, pero los adultos también lo padecen. Afecta aproximadamente al 6 % de la población infantil.
Viene al caso decir que la tecnología de un supercomputador trata de parecerse a cómo funciona el cerebro humano, porque permite saltar velozmente de un estado a otro, por diversos que estos sean.
El pensamiento humano pasa de conocimientos, recuerdos, conversaciones, decisiones, inventos y fantasías a situaciones impulsivas en cuestión de segundos, pero quienes padecen un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) deben asimilar el choque de toda esa información mientras luchan por mantenerse enfocados.
“Intentar saber qué ocurre en la mente de aquellas personas, sería como pretender viajar a mil kilómetros por hora. Es por eso que suelen ser incomprendidas y hasta estigmatizadas”, explica el médico neurólogo Juan Montalvo, especialista en patologías mentales, para quien este trastorno comprende una combinación de problemas persistentes, como dificultad para prestar atención, hiperactividad y conducta impulsiva.
Aclara que diagnosticar o identificar este trastorno es complejo, ya que sus síntomas son muy similares a los que se presentan cuando hay cuadros de ansiedad, depresión y ciertos tipos de trastornos del aprendizaje (dislexia, disgrafía, entre otros). Si hay la sospecha de que un niño, un adolescente o incluso un adulto puedan tener TDAH, lo mejor es acudir a un especialista en neurociencias, como neurólogos, psicólogos, psiquiatras y pediatras.
En Ecuador, durante el año 2017 se registró en establecimientos públicos a 7.918 estudiantes con este trastorno, según el Ministerio de Educación, sin contar con los casos de instituciones privadas, por lo que afectaría aproximadamente al 6 % de la población infantil.
Generalmente, las personas con TDAH muestran patrones persistentes de falta de atención. Esto se puede evidenciar en un periodo promedio de seis meses, especialmente en casos de niños y adolescentes. La clave es establecer si “a menudo” la persona no logra prestar adecuada atención a los detalles o comete errores por descuido en actividades escolares, en el trabajo o en otras tareas.
También puede presentar problemas para enfocarse en tareas recreativas, escuchar cuando alguien le habla directamente, cumplir instrucciones, completar tareas, organizarse.
A una persona con TDAH le disgustan o se niega a hacer actividades que requieren realizar un esfuerzo mental durante un periodo prolongado. Además, pierde cosas necesarias para las tareas y actividades (materiales escolares, lápices, libros, herramientas, billeteras, llaves, papeles, anteojos, teléfonos celulares); se distrae con facilidad y hasta olvida qué estaba haciendo.
En el mismo periodo se pueden medir los niveles de hiperactividad e impulsividad, los cuales pueden evidenciarse en movimientos nerviosos (golpes con las manos o los pies) o trepar, correr, saltar en situaciones inadecuadas o hasta jugar con mucha ansiedad.
La sensación de inquietud también desencadena movimientos excesivos, impaciencia o interrupciones a otros. Es importante también señalar que estos pacientes presentan una desinhibición casi permanente.
Complicaciones
El especialista Montalvo admite que, en algunos casos, el TDAH no se reconoce ni se diagnostica en la niñez o en la adolescencia. Lo grave es que, en un adulto, la hiperactividad disminuye, pero persisten los problemas de impulsividad, inquietud y dificultad para prestar atención.
Los principales síntomas de la patología en adultos, son:
Impulsividad, problemas para enfrentar el estrés, desorganización y problemas para establecer prioridades, escasas habilidades para administrar el tiempo, dificultad para concentrarse en realizar y terminar una tarea, problemas para realizar múltiples tareas a la vez, actividad excesiva o inquietud, escasa planificación, baja tolerancia a la frustración, cambios de humor frecuentes y temperamento irritable.
Estas sintomatologías pueden acarrear complicaciones para un adulto, como relaciones inestables, mal desempeño en el trabajo, baja autoestima, problemas económicos, el consumo inadecuado de alcohol u otras sustancias, los percances automovilísticos y hasta los intentos de suicidio; sobre todo en adultos que no han recibido un tratamiento oportuno, observa el especialista.
En estos casos, el procedimiento es similar al tratamiento establecido para niños. Incluye medicamentos, asesoramiento psicológico (psicoterapia) y tratamiento para cualquier afección de salud mental que se presente junto con este trastorno. Por ello es importante conocer el TDAH de la mano de un especialista.
FUENTE: Doctor Juan Montalvo (Portoviejo, provincia de Manabí, República del Ecuador), especialista en patologías mentales y entrevistado por la Agencia MC Comunicaciones que escribió el texto y lo remitió, junto a la foto que muestra esta publicación, con firma de Jessica Carpio.
100 años de Manta (1922 – 2022).