Según la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD) del Ecuador, a diciembre del 2021 las mujeres representaron 45 % del total de clientes activos de microcrédito, 8 % menos que el 2020. Y tuvieron 15 % menos de ingresos mensuales en promedio a diciembre del 2021, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
La RFD, gremio que recoge y examina la información de 52 organizaciones afiliadas, entre bancos, cooperativas de ahorro y crédito, y fundaciones, da cuenta de que, a diciembre del 2021, las mujeres representaron el 45 % del total de clientes activos de microcrédito. En comparación con el 2020, hay una reducción del 8 % en este segmento y 9 % si se compara con el 2019.
Claudia Moreno, subdirectora de la Fundación Espoir (Organización privada sin fines de lucro, especializada en otorgar microcréditos con un enfoque de educación integral), dice que aquellos datos reflejan un retroceso en el cierre de la brecha de inclusión financiera entre hombres y mujeres; y que, por ello, trabajar con un enfoque de género es vital para acelerar la reactivación económica de las mujeres.
Y explica: “El rol de las instituciones es generar estrategias para acelerar el proceso de recuperación económica y social tras la crisis de la COVID-19, cuyo impacto ha sido mayor en las mujeres”.
En el ámbito del ahorro también se observa un retroceso. En el 2021, las mujeres representaron el 45 % de clientes activos de ahorro, mientras que en el 2020 fue del 48 % y en el 2019 del 51 %.
Por otro lado, cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) revelan que, en diciembre del 2021, el ingreso laboral promedio (asalariados e independientes) en la población ocupada fue de 582,70 dólares para los hombres y 497,4 dólares para las mujeres; es decir, las mujeres obtienen mensualmente 15 % menos que los hombres.

De acuerdo con la ejecutiva, esta información evidencia que las mujeres necesitan estrategias enfocadas y adaptadas para que, precisamente, estas brechas se sigan cerrando y logren una autonomía económica. Además destaca que, si una mujer es capaz de generar ingresos, los beneficios de estos se multiplican porque la familia entera se favorece.
A diciembre del 2021, según el INEC, la tasa de empleo global (asalariados, independientes y no remunerados) se ubicó en 95,5 % para el sexo masculino y en un 93,3 % para el femenino. Sin embargo, cuando se analiza el empleo adecuado/pleno la brecha crece, tanto así que la tasa en hombres fue de 38,4 % y para mujeres 25,7 %. Mientras que la tasa de subempleo se ubicó en 25,76 % para hombres y 18.5 % para mujeres.
En el caso de Espoir, las estrategias con enfoque de género, tanto en el ámbito interno cuanto en el externo, han permitido lograr altos índices de inclusión de mujeres. Es así que ellas representan para la institución el 72 % de clientes prestatarios. El 59 % de la cartera está en negocios administrados por mujeres y el 62 % de colaboradores son mujeres.
“Hace 30 años era impensable que la mujer sea capaz de generar ingresos para su familia. Yo y miles de mujeres hemos demostrado que sí se puede. Con el primer crédito que recibí abrí una tienda, la tengo abierta hasta hoy y es uno de mis mayores orgullos”, menciona Ana Raquel Quijije, una de las fundadoras del primer banco comunal del país, conformado en Manabí, y al que actualmente pertenecen 42 integrantes, todas mujeres.
De acuerdo a Moreno, precisamente una de las estrategias del sector de las microfinanzas ha sido identificar las nuevas necesidades de la población femenina en el contexto de la pandemia. Por ejemplo, se determinó que la demanda de educación seguía siendo importante, pero que era necesario abordar el desarrollo de capacidades en el mundo digital.
Mediante una plataforma de e-learning, en el 2021 la Fundación impartió temas de educación financiera y desarrollo empresarial a través de 46.725 charlas que llegaron a más de 244 mil personas, de las cuales el 89 % son mujeres.
Este es el caso de Elena Anchundia, cliente de la banca comunal por más de tres décadas. “Tener mi propio negocio me permite generar ingresos para mi familia y eso me llena de satisfacción porque me hace sentir útil. Además de recibir un crédito, he recibido capacitaciones sobre alimentación, salud y administración del dinero”.
“Nuestra metodología siempre ha sido trabajar con un enfoque de educación. Somos una organización que nació para apoyar a las mujeres; estas capacitaciones han permitido que ellas se sigan empoderando en sus negocios, que puedan generar ingresos y ser más independientes”, agrega Moreno.
Finalmente, la ejecutiva menciona que se impulsaron e incluyeron buenas prácticas empresariales enfocadas a la promoción del empleo femenino y a la prevención de la violencia contra las mujeres.
FUENTE: Agencia Icare, Inteligencia Comunicacional, mediante boletín y fotos con firma de Ligia Cueva (Cel. 099 593 7584 – Correo: ligia@icarecomunicacion.com).
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