Asumir el compromiso de organizar y poner en escena el reinado de Manabí 2016 es un gran mérito de quien lo hizo, si tomamos en cuenta el desgaste del concurso después de las inconformidades y reclamos de los últimos años, y más aún luego de que la provincia quedara mal parada como consecuencia del terremoto acaecido el 16 de abril de hace seis meses. Hacer una fiesta en medio de las ruinas es para nada fácil y ciertamente exige mucha fuerza de voluntad y carácter, cualidades que en Portoviejo acaban de demostrarse con este acto.
Pero un atrevimiento así, arrojado a toda costa, conlleva también el riesgo de caer en situaciones críticas de yerros o defectos que se pagan en el resultado final. En este caso fue poco afortunada la intención de presentar un espectáculo muy sofisticado en el fondo y en la forma, abusando del uso de tecnología digital y del amaneramiento de las candidatas al mostrarse en público. Las imágenes de televisión se veían distorsionadas (Al menos así las vimos nosotros en una pantalla estándar) y las señoritas candidatas no pudieron disimular su forzado desenvolvimiento en la pasarela.
La escenografía animada electrónicamente fue invasiva y a ratos inapropiada, opacando en vez de resaltar a las candidatas que eran las protagonistas del certamen. Sus siluetas desproporcionadas daban la impresión de que todas esas señoritas tenían sobrepeso. Hubo dificultad para distinguir la belleza auténtica de cada una.
El traje de gala de algunas señoritas no se correspondía con su figura y no pocos ostentaban abalorios innecesarios.
Los presentadores, Carlos Luis Andrade y Valeria Mena, estuvieron a la altura: sobrios, precisos y coordinados. Habría sido mejor si, en lugar de anunciarnos una pausa “comercial”, se decantaban por “unos mensajes de los patrocinadores” o algo parecido.
Al cantante Daniel Betancourth se lo escuchó bien e hizo en el escenario lo que se esperaba de él. La apertura u opening del programa mostró el buen oficio de Angélica Esmeraldas Vera y su elenco, con una bien acabada pieza de plasticidad, ritmo y espectacularidad, al son de “Esto es Manabí” del compositor Fernando Cargua.
Sencillo y emotivo el mensaje de despedida de Rafaella Paz, reina saliente, mediante un audiovisual reproducido poco antes de conocerse el veredicto de los electores.
La elección

A juzgar por lo que vimos en el televisor, el jurado acertó eligiendo Reina de Manabí a Nicole Loor Velásquez. Se le vio mejor figura y bastante naturalidad al pronunciar su mensaje. El desacierto que tuvo fue enfundarse en un traje de gala verde, en vez del albiceleste que corresponde a la simbología cívica de Manta, cantón al que representó en el concurso.
Para las otras dignidades provinciales, el jurado se pronunció por Helen Dénder (Pedernales), para virreina; Valentina Mendoza (Portoviejo), primera finalista; Gina Macías (Jipijapa), segunda finalista; y, Helen Sabando (Pichincha), tercera finalista.
Las demás señoritas concursantes, son: María Alcívar, Flavio Alfaro; Valeri Cedeño, Bolívar; Melina Rivera, Montecristi; María José Moreira, Olmedo; Lilibeth Intriago, Junín; Lisbeth Zambrano, Tosagua; Éricka Cevallos, Jama; Lourdes Cabeza, San Vicente; Arianna Cevallos, El Carmen; Lenisse Zambrano, Sucre; Ivette Zambrano, Chone; y, Rebeca Játiva, Puerto López.
El jurado elector lo conformaron Carlos Salame Viteri, empresario; Paola Farías, exreina de Esmeraldas (1992) y presentadora de televisión; Luiggi Martini, cirujano plástico; María Sol Corral, Miss Ecuador 1994 y actual cónsul de Ecuador en México; y, Johnathan Tello, diseñador de joyas.
MANTA, 16 de octubre de 2016.