Por Pedro Pablo Jijón Ochoa*

Todavía existe un debate sobre cómo se debería escribir el adjetivo: montubio o montuvio; lo cierto es que esta palabra sugiere la autodefinición cultural de las personas en Ecuador, resultado de la fusión de blancos, negros e indios (Nota de RM: La Real Academia Española de la Lengua acogió hace algunos años, a pedido de su filial ecuatoriana, el vocablo montuvio y lo incorporó en su Diccionario de la Lengua Española con esta única definición: 1. m. y f. Ec. Campesino de la costa.- Sin embargo, mantiene la tradicional y despectiva definición de montubio: 1. adj. Ec., Guat. y Méx. Dicho de una persona: Montaraz, grosera. -Ver la actualizada edición digital). Más que saber cómo se escribe, es importante saber y reconocer el valor y aporte que el montuvio ha dado al desarrollo social, político y económico de nuestro país; y, por su forma de ser, un enamorado de las causas nobles y justas, lo vuelve un personaje romántico de nuestra Historia.

El montuvio ha sido el motor de la producción agropecuaria, agroindustrial y agroexportadora desde el nacimiento de la Colonia, siendo este el proveedor de cacao, maderas finas, tagua, banano, café y otros productos, que por los ríos bajaban desde las montañas y planicies cultivables hasta ciudades como Guayaquil y Manta, para ser vendidos a comerciantes catalanes, italianos y alemanes, que se establecieron en estas ciudades atraídos por la oportunidad comercial y de exportación de productos de origen agrícola.

Durante las guerras de independencia, en los años de 1820 a 1822, los montuvios convencidos de sueños de libertad fueron las milicias que decididamente nos liberaron de la dominación española y del Estado colonialista. Luego, el primer movimiento armado que se dio en el país -desde su creación en 1830- contra el militarismo abusivo del primer presidente del Ecuador, Juan José Flores (la Revolución Marcista), se inició en la ciudad de Guayaquil el 6 de marzo y duró hasta el 17 de junio de 1845, resultando importante evento de transformación social y política. Nuevamente allí, las cruentas batallas, las libraron con valor contingentes montuvios de las provincias litorales Guayas, Los Ríos y El Oro.

Es importante recalcar que en el año 1884 se generó malestar general en la población de la costa del Ecuador, por la mal llevada política del entonces presidente José María Plácido Caamaño. Debido a esto nacen movimientos dirigidos por líderes montuvios y sus peonadas, como la agricultora guayaquileña doña María Gamarra de Hidalgo, conocida como La Ñata Gamarra; el agricultor, militar y político don Nicolás Infante Díaz en la provincia de Los Ríos, al mando de los Húsares de Chapulo, que luego se conocería como Los Chapulos; en la provincia del Guayas el agricultor, militar y político don Pedro Jacinto Montero Maridueña, conocido por su arrojo como el Tigre del Bulubulu; por citar algunos. Estos, bajo el mando de otro montuvio, el manabita don José Eloy Alfaro Delgado, fueron los gestores de la Revolución Liberal del 5 de junio de 1895, definitiva para los cambios sociales, económicos y culturales del Ecuador.

En el año 1926, por sugerencia del investigador y escritor de las costumbres montuvias, don Rodrigo Chávez González (Rodrigo de Triana), en el tradicional American Park en Guayaquil, se declara Día del Montuvio el 12 de octubre, retomando con fuerza la presencia de la identidad montuvia con constantes actos llenos de colorido folklore costeño.

El actual presidente del Consejo de Gobierno del Pueblo Montuvio del Ecuador, don Manuel Gonzaga González, joven líder montuvio y su equipo de líderes provinciales y asesores, han tenido el acierto de declarar a junio como “Mes de la Identidad Montuvia”, lapso en que se llevarán a cabo importantes actividades de todo tipo, desde culturales y productivas hasta gastronómicas, para dar el verdadero valor, homenaje y reivindicación el montuvio ecuatoriano, quien es el verdadero forjador de importantes cambio sociales y forjador de la verdadera riqueza nacional.

* Ingeniero comercial y director ejecutivo de ASESORAP (Asesoría a Organizaciones Agrícolas Productivas): aesorapecuador@gmail.com.
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