La Administración municipal de Manta en funciones tuvo la intención de reducir drásticamente el uso de explosivos para celebrar la Navidad y el fin del año 2019, pero fracasó rotundamente. En ambas ocasiones, pero particularmente en la última, las explosiones asustaron a los habitantes de la ciudad y lastimaron riesgosamente los sistemas nervioso y auditivo de humanos y animales.
Parece que nadie, o muy pocos, escucharon el llamado a prescindir de la pirotecnia explosiva y sustituirla por pirotecnia fría o no explosiva. Antes, durante y después de la medianoche del 31 de diciembre hubo una alarmante sucesión de explosiones causadas por cohetes y petardos, además de los que reventaron al quemarse los muñecos de año viejo y al encenderse los juegos pirotécnicos. Mucha gente buscaba refugio para mitigar el estruendo y proteger su sistema auditivo, mientras los perritos aullaban y saltaban enloquecidos.

Funcionarios municipales trabajaron durante las dos últimas semanas del año fenecido tratando de evitar la venta libre de los explosivos. Visitaron y advirtieron a numerosos comerciantes, y hasta decomisaron bastantes explosivos de diverso tipo, pero esto sirvió de nada.
El martes 31 de diciembre hicieron la última jornada de operativos contra la pirotecnia y decomisaron más de 5 quintales de estos productos.
Las jornadas se realizaron en sectores previamente identificados como puntos de expendio masivo. El objetivo fue declarar la guerra a la venta de estos artículos que por años han generado lesiones y pérdidas irreparables en la ciudadanía, así como efectos devastadores provocados por las explosiones, por ejemplo incendios.

Cabe destacar que esta acción también buscó la concientización ciudadana para evitar más desgracias. Sin embargo, la propia Administración municipal reconoce que erradicar en su totalidad el uso y expendio de estos productos es una tarea bastante compleja, que involucra principalmente la decisión ciudadana.
Entre los productos decomisados el 31 de diciembre se destaca cerca de 10 cajas de explosivo casero, el cual tiene un alto riesgo de utilización, llegando a provocar hasta la muerte.
Durante todos estos operativos se contó con el apoyo de la Policía Nacional, el Cuerpo de Bomberos, las Fuerzas Armadas a través de su grupo de Control de Armas, Municiones y Explosivos (CAMEX) y las direcciones municipales de Control Territorial, Gestión de Riesgos y Seguridad Ciudadana.
En el lapso de las dos semanas de operativos el resultado fue un aproximado de 12 mil productos de pirotecnia decomisado. El producto que era vendido de forma ilegal fue entregado al CAMEX, para en lo posterior realizar su destrucción.