Necrología escrita por su contemporáneo David Ramírez, excompañero de estudios en el Colegio 5 de Junio de Manta y hermano de inquietudes literarias y sociales.
Por David Ramírez* / Nueva York / 21-09-2020
Que la gente común muera es lo más natural, pero que muera un poeta es asunto aparte, y más si emprende el viaje un viernes; y, más aún, si es viernes al amanecer.
Y ese debió ser su plan original. Darnos a sus hermanos todo el tiempo del mundo durante el fin de semana para que lo acompañáramos. Que cada uno tome el estrado, haga fluir el verso y le rinda tributo como Dios manda y como bien se merecía. Pero como como ha ocurrido en la era de la nueva normalidad, sus honras han sido raudas como el viento, de tal forma que hemos sentido como si en realidad nunca se fue; como, en esencia, tampoco jamás se irá.
Así ha sido la inesperada partida a la eternidad de Edgar Tomalá, a quien la vida lo colmó desde muy temprano del don de la palabra como orador nato y declamador de pura sangre -virtudes reservadas para pocos-, para que sea la admiración de todos en el tiempo y en el espacio.

Así recordaremos a Edgar Tomalá, quien a su paso por el Cinco de Junio brillara con luz propia y se ganara un espacio entre los poetas, declamadores y escritores; y, posteriormente, como maestro, abogado y comunicador se fraguara el reconocimiento de su amado Puerto López y de todas las ciudades donde hizo prevalecer su docta presencia.
Hoy hemos quedado profundamente huérfanos de uno de nuestros hermanos. Heredero de Hugo Mayo, el irreverente bardo que le torció el cuello al cisne de engañoso plumaje y que inspirara con su revolucionaria poesía a esa generación irrepetible. Edgar Tomalá escribió de esa generación en su muro de Facebook hace pocos meses y reprodujo un artículo de su autoría escrito en El Mercurio a finales de los noventa, en el que precisamente recordaba a ese grupo de jóvenes amantes de las letras que se esparció por el mundo.
Él reclamaba la necesidad urgente de promover un reencuentro “para volvernos a fundir en un abrazo solidario”. De momento, su sueño ha quedado trunco; pero, los que nos quedamos temporalmente acá, continuaremos la cruzada tal como lo quiso: “Que no falte nadie, que estén todos e incluso los que se han ido…”.
Ubaldo Gil y Richard Briones; Víctor Arias, Galo Holguín, Alberto Palacios, Guido Quijije, Luis Arias, Elpidio Pinargote, Auxiliadora Barcia, Varinia Andrade, Raymundo Zambrano, Carlos Valencia, Nixon García, Raúl Rivas, Percival Andrade, Gustavo Andrade, Sergio Moreira, Kléver López, Miguel Ángel Ozaeta y Héctor Ordóñez.
* David Ramírez, periodista manabita que vive en los Estados Unidos, fue estudiante del Colegio Cinco de Junio de la ciudad de Manta, Ecuador.