Como todo en la tierra, donde seres vivientes y cosas inanimadas tienen su respectivo nombre por razones de identidad y funcionalidad, al conjunto de unas cámaras audiovisuales usadas para verificar lo que sucede alrededor de una arboleda también se le ha dado un nombre: “guardianes del bosque”.

Es una novedosa iniciativa que tiene como objetivo salvaguardar la integridad del bosque protegido de las reservas Mashpi y Tayra, en la región del Chocó Andino ubicado en el noroccidente de Quito (Ecuador), lugar donde la tecnología se ha convertido en la protagonista para llevar una tarea de inmensa importancia.

Los “guardianes” son grabadoras automáticas cuya apariencia es similar a la de un molino de viento, por sus ocho aspas equipadas con mini paneles solares. Están montadas en la copa de los árboles para así captar la luz solar y proveer de energía a la estructura interior donde tienen ensamblados micrófonos que detectan sonidos y ultrasonidos durante todo el año, utilizando la señal de un celular para enviar información a la plataforma virtual Rainforest Connection y monitorear los sonidos captados en tiempo real.

Cada “guardián” puede enviar más de 50.000 archivos de sonido de un minuto en un año.

Mono aullador (Alouatta palliata) en Mashpi. / FOTO: Carlos Morochz / HML / Effective

El sistema usa una grabadora de audio automática que está bajo constante observación en una zona estratégica dentro del bosque, lo cual permite detectar los sonidos en el preciso instante en el que suceden.

Por ejemplo, pueden existir sonidos naturales del entorno o causados por actividades ilegales como la caza o la tala de árboles. Ante estas amenazas, se aprovecha la tecnología para activar una alarma en tiempo real, que genera una respuesta inmediata para que un guarda parques acuda al lugar exacto de donde se detectó el sonido y así tomar la acción que corresponda.

Mashpi Lodge y Fundación Futuro, en conjunto con la organización de conservación ambiental estadounidense Rainforest Connection, han hecho uso de esta tecnología desde 2019, logrando evitar que las mencionadas amenazas ocurran dentro de las Reservas Mashpi y Tayra, conservando íntegramente un total de 2.600 hectáreas de áreas protegidas de bosque nativo.

Las cámaras instaladas receptan sonidos del bosque que no solo ayudan a identificar amenazas, sino también a reconocer las especies que habitan en el entorno, entender su comportamiento poblacional y lugares preferidos que frecuentan, para tener una idea de la presencia o ausencia de algunas especies, determinando también la diversidad acústica en cada lugar. Las grabaciones del paisaje sonoro en conjunto son útiles para conocer la salud del bosque y cambios en el paisaje.

El monitoreo en tiempo real de los “guardianes del bosque” ayuda a evaluar cambios a lo largo del tiempo, estimar impactos en la dinámica de las poblaciones y contribuye con información para educar a los ciudadanos que quieren entender mejor qué tipo de acciones se necesitan para proteger los bosques y el medio ambiente.

Observación de especies

Exploradores observando especies animales en la reserva Mashpi. / FOTO: HML / Effective

Todos los proyectos científicos y de investigación que se realizan en Mashpi están influenciados por la actividad turística del Hotel Mashpi Lodge, lugar que se sostiene gracias a los exploradores que visitan este paraíso para estar en conexión con el bosque y los seres que lo habitan, siendo partícipes de un concierto de sonidos naturales sin igual que los lleva a reflexionar sobre la maravillosa naturaleza que los rodea.

Los promotores de ese emprendimiento aseguran que su actividad es carbono neutro y que en un futuro los huéspedes podrán ser parte activa de los proyectos de conservación ambiental que se llevan a cabo en la reserva.

FUENTE: Hotel Mashpi Lodge, Chocó Andino (Quito, Ecuador), mediante comunicado y fotos enviados a REVISTA DE MANABÍ por intermedio de la Agencia de Relaciones Públicas Effective, con firma de Eileen Guerra (098 468 0801 – eguerra@effective.com.ec).

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