Esta mañana desperté cuando un mariachi porteño entonaba una serenata ofrecida por el cumpleaños de una vecina.

Mientras escuchaba las melodías acostumbradas para este tipo de celebraciones -todas importadas y ejecutadas por un grupo de músicos que, siendo manabita, copia instrumental, vestuario y musicalidad originarios de México-, reflexioné sobre la equivocada tendencia ecuatoriana de replicar a troche y moche algunas expresiones y costumbres extranjeras, aunque la réplica sea de menor calidad.

Ecuador tiene composiciones musicales exquisitas y aptas para cada ocasión, que bien pueden satisfacer el gusto de la persona que recibe una serenata. Y los músicos encontrarán aquí los instrumentos propios para obtener esta música y los atavíos de factura nacional para simbolizar nuestra identidad cultural.

No digo que dejemos de interpretar, escuchar y bailar música venida de otras partes del mundo, pero debemos priorizar lo nuestro, hasta para que los turistas extranjeros encuentren motivo y razón de visitar nuestro país, sabiendo que aquí predominan unas expresiones culturales autóctonas que no hallarán en otro lado.

Todo turista viaja a ver y sentir lo que no halla en su entorno cotidiano. Pero nuestras ciudades son una copia mal hecha de metrópolis avanzadas y no tienen algo novedoso, atrayente y originario para el turista que mueve la economía. Incluso nuestra comunicación está plagada de extranjerismos malsonantes.

No por casualidad muchos ciudadanos extranjeros que visitan Ecuador prefieren destinos llenos de naturaleza y con la entrañable hospitalidad de las personas sencillas que los habitan.

Me parece conveniente para toda la ciudadanía ecuatoriana, y para la patria en su conjunto, empezar a reconocer y exaltar nuestra valía cultural, desarrollándola a plenitud para que sea nuestro fundamento de vida y un símbolo de reconocimiento mundial.

José Risco Intriago.

MANTA (Año 100 del cantón), provincia de Manabí, República del Ecuador. Martes 18 de octubre del 2022.

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