Su elección como alcaldesa del Cantón Simón Bolívar, en la provincia del Guayas, “corresponde a una corriente contestataria del sentir popular, en contra de las clases dominantes que no supieron conservar el poder.”
Este contenido es parte de REVISTA DE MANABÍ

Por Víctor Arias Aroca *
Parece que, después de todo, el mundo no ha resultado tan absurdo; porque algunos absurdos le van dando sentido al mundo. Nunca ha llegado al alma social la filosofía como ha sido concebida en términos socráticos o aristotélicos, y parece ser que los sistemas educativos de América escondieron deliberadamente las formas superiores del pensamiento.
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Soren Kierkegaard y Albert Camus, pese a que el siglo XX los hizo archifamosos y son los inventores de la filosofía del absurdo, tampoco han llegado a la multitud que sigue aplicando en su vida los principios y valores que heredaron de sus padres y abuelos; y también, parece ser, que esa filosofía de la casa ha dado mejores resultados que tratar de entender la filosofía formal y la literatura juntas.

Con todo, el absurdo deja de ser absurdo cuando se convierte en poder y todos admitimos que el poder elimina pecados y borra faltas; y hasta a veces produce una amnesia colectiva que, saludable o no, cambia los paradigmas de la sociedad culta, impone sus reglas e invierte los papeles del sistema tradicional.
El abogado Abdalá Bucaram, perseguido por el sistema judicial, dijo -una vez que fue realizada una multitudinaria marcha en Guayaquil- que el juicio penal instaurado en su contra debía ser archivado, porque esa multitud era superior a la Corte de Justicia y ella había determinado su inocencia. Parece mentira, pero fue así. Poco tiempo después todo quedó en el olvido y llegó a ser presidente.
Otro día hablaremos de populismo y escuelas políticas.

¿Cuál es el esquema tradicional? Hemos conservado, para bien o para mal, el pensamiento de que el poder es de los ricos, que llegaron a acumular tanto poder que se hicieron intocables. También asumimos que la forma en que está constituido el Estado es inamovible, que la ley es la ley, y que los pobres no tendrían nunca el derecho de ejercer el poder.
Por último, nos llenaron la cabeza con la doctrina del marxismo-leninismo, la acumulación originaria del capital y la filosofía de que la burguesía debe entregar el poder al proletariado y que una sociedad más justa y menos inhumana iba a venir a salvarnos.
Nos metieron en la cabeza a Nietsche, Hegel y Engels, y en economía política mandaba la doctrina de Petr Ivanovich Nikitin, enfrentado a los principios económicos de Adam Smith.

La escuela de Smith representó al capitalismo y la escuela de Nikitin al poderoso comunismo que ya venía a entregarnos la justicia y la salvación del mundo. Nunca llegó. Mejor dicho, llegó pero se fue en 1989, luego de la caída del muro de Berlín; y el mundo fue ancho y ajeno hasta que hizo su arribo triunfal la doctrina del socialismo del siglo XXI.
Así estábamos, descuidados, cuando de pronto el poder cambia de manos y empieza la ruta delirante de los desposeídos, los descamisados, los patalsueleados, los que surgen del arrabal, del deporte, de la rockola y de la farándula, y han copado los espacios que han ido perdiendo los niños bonitos.
Así, sin filosofía aparente, pero sí con gran suceso, a cumplir los sueños del candidato en bicicleta que en el siglo pasado fue nada menos que el candidato del arroz con menestra y verde asado, como se hizo llamar el profesor Eusebio Macías Suárez, el líder del partido sicodélico cibernético.

Eusebio Macías no llegó a la presidencia, pero en tiempos recientes los hijos de sus seguidores, también los nietos, cambiaron de orilla y, con ayuda o sin ella, con plata o sin ella, con educación o sin ella, llegaron finalmente al poder y a ocupar lugares estelares en el poder político. Hasta finales del siglo pasado, las personalidades no formales, más influyentes desde lo popular, fueron el rey de la Cantera y el rey de la Galleta.
Así llegó Rolando Vera a ser diputado y Silvana Ibarra al parlamento. Delfín Quihspe se hizo alcalde de Guano; Jhonny Loor, alcalde de Manta; Patricio Urrutia, alcalde de Ventanas; el Dr. Jorge Yunda, conocido como el Loro Homero, alcalde de Quito; Agustín Delgado, asambleísta. Lo propio podemos decir de la alcaldesa electa de Ambato y del alcalde del Cantón Rumiñahui. También aplica para Gerardo Morán, el más querido; y hasta llegaron a promocionar a Jefferson Pérez, para presidente de la República.
De modo que esto no es tanto de filosofía y conocimiento. Es cuestión de un poco de suerte, popularidad (desde luego), coraje y decisión para enfrentar al mundo político y, lo mismo que las gallinitas, poner los huevos necesarios para treparse en la tarima y, con el tiempo, ejercer la Alcaldía. Y quién sabe si mañana, Aladino, el mago de la rockola, o Enner Valencia, podrían, sin mucho esfuerzo, convertirse en presidentes de la República.

De esta manera, la elección de María Fernanda Vargas como alcaldesa del Cantón Simón Bolívar, en la provincia del Guayas, corresponde a una corriente contestataria del sentir popular, en contra de las clases dominantes que no supieron conservar el poder.
Así que, además de guapa, esta motivadora social tiene bien ganado su puesto. Su humildad, al reconocer su evolución personal, la convierte en modelo de superación y coraje.
Se dan cuenta que lo absurdo fue aceptado, promovido y admitido por la sociedad que, hipnotizada o no por el imperio de las redes sociales y el desprestigio de la clase política, puso en lo alto a sus ídolos. Ven cómo el absurdo dejó de ser filosofía y se volvió una doctrina de lo posible.
Si quieren saber más sobre lo popular elevado a categoría de literatura, tienen que leer a Wilman Ordóñez, en la rockola en Guayaquil; a Miguel Donoso Pareja, en Ecuador Esquizofrénico; y a Jorge Enrique Adoum, en el Ecuador, Señas Particulares. Allí está bien clarito.
* Víctor Arias Aroca, nacido y residente en la ciudad de Manta (Ecuador), es doctor en Jurisprudencia. Diplomado en Derecho Constitucional por la Universidad Pública de El Alto – UPEA (Bolivia), y por el Instituto Latinoamericano de Investigación y Capacitación Jurídica – Latin Iuris (México). Su e-mail: corporacionarias@gmail.com