Por Pedro Pablo Jijón Ochoa *

En la prensa del Ecuador vemos nuevamente una palabra que se puso de moda en el año 1997, cuando fue la primera vez que la escuché. Palabra en inglés que significa “alejado de la costa” y que refiere al traslado de un recurso a otro país. Dineros, unos lícitos y otros no, colocados en inversiones en paraísos fiscales, los famosos offshore.

En las redes sociales, opiniones a favor y en contra del manejo de estos recursos: que si bien, que si mal, que anti patria, que seguridad financiera… Lo cierto es que estos recursos producidos en el Ecuador se fueron a reforzar procesos productivos en otros países.

Representación gráfica de cómo el dinero reinvertido en el Ecuador potenciaría la producción económica.
Si los capitales ecuatorianos depositados en paraísos fiscales retornaran para invertirse en actividades de pequeñas empresas, potenciarían la producción y el comercio del país.

Escuchaba, también en los medios, a un conocido inversionista offshore de Guayaquil en una entrevista, donde manifestaba que él traería la inversión extranjera a nuestro país. Días después, este mismo inversionista manifestaba que su patrimonio financiero estaba fuera del país, ya que no tenía la seguridad política ni económica para reinvertirlo aquí. ¿Se confundió o doble discurso?… ¡Dios lo sabe!

Desde mi punto de vista de emprendedor, veo justo que estos capitales que fueron generados en el Ecuador sean reinvertidos en el Ecuador. Pienso que se debe crear una ley para que estos inversionistas offshore tengan seguridad de reinvertir estos ingentes recursos en las pymes nacionales.

Las pymes tienen la capacidad de manejar pequeños recursos monetarios y por su actividad devolverlos rápidamente con los intereses financieros correspondientes; es decir, recuperación segura y rápida de estos créditos así colocados.

Para solo citar algunas pymes donde se pueden colocar préstamos blandos provenientes de fondos offshore, he aquí las siguientes:

El comercio al por menor; personas, familias y pequeñas empresas dedicadas a la venta de artículos; son estos los verdaderos canales de distribución de las grandes industrias.

Industria manufacturera en la confección de vestidos, calzados y demás, generándolos aquí mismo sin necesidad de importarlos.

Agricultura y ganadería en pequeña escala, donde tenemos productos de consumo interno y de oferta exportable.

Pesca; créditos a pescadores artesanales que proveen al mercado interno y a la industria empacadora de estas especies, como el camarón.

La falacia de los inversionistas offshore ecuatorianos dice que en nuestro país no hay seguridad para invertir, pero invierten en países que ni siquiera conocen. ¿Se confunden o doble discurso ?… ¡Dios sabe!

Lo que es cierto es que si estos recursos en el extranjero fueran puestos en emprendimientos nacionales como los citados, generarían un país más justo, más productivo y más solidario.

* Ingeniero comercial y director ejecutivo de ASESORAP (Asesoría a Organizaciones Agrícolas Productivas): asesorapecuador@gmail.com
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