En el Centro de Salud Montecristi, en la ciudad de este nombre, 21 cuidadores de personas con discapacidad fueron capacitados en temas de salud a fin de que desempeñen correctamente su trabajo y cuiden su propio bienestar.
La doctora Karla Alvia, del Distrito de Salud 13D02, observó que las personas que cuidan a sus pares discapacitados son mayoritariamente parientes de estos, madres o hijos.
“Toda persona con algún tipo de discapacidad necesita de atención y cuidado, sobre todo aquellas que tienen alto grado de dificultad para valerse por sí solas”, dijo Alvia, quien además señala que quienes están a cargo de los pacientes son el primer identificador de las urgencias médicas que estos necesitan, y de aquí la importancia de conocer cómo proporcionar primeros auxilios, como tomar de forma exacta y periódica los signos vitales fundamentales de la persona con discapacidad severa.
Durante la capacitación se abordaron temas de derechos y autoestima, nutrición, higiene, salud sexual y reproductiva; y también técnicas básicas de primeros auxilios. Esto, basado en la Guía para Cuidadores de Pacientes con Discapacidad, del Ministerio de Salud Pública.

“Son ellos quienes van a brindar atención inmediata al momento de detectar signos de alarma en el paciente con discapacidad, y promoverán de manera oportuna el traslado de la persona con discapacidad severa a un centro de salud”, destacó la doctora. Por ello el curso puso mucho énfasis en los signos vitales: presión arterial, temperatura, frecuencia respiratoria y cardiaca.
Entre las sugerencias hechas a los cuidadores están, por ejemplo y según el caso, preguntar siempre a la persona cuidada su parecer respecto a una decisión que le involucre; verbi gratia: acomodar los muebles y despejar los espacios de la casa, de manera que le permita a la persona cuidada desplazarse con seguridad; preocuparse por que pueda participar al menos en dos actividades diarias que sean de su interés para generarle felicidad.
La salud de quienes cuidan
Durante esta jornada también se destacó la importancia de la salud de las personas que cuidan, ya que estas, debido a la responsabilidad por la que atraviesan, en algún momento presentarán trastornos que desvelan un cuadro clínico de Síndrome del Cuidador. En estos casos la persona cuidadora presenta agotamiento físico y psíquico, ya que afronta una situación nueva para la que no ha estado preparada y que consume su tiempo y energía sometiéndose a un estrés constante.
¿Qué sucede con el cuidador o cuidadora en estos casos? Va asumiendo una gran carga física y psíquica, se responsabiliza por completo de la vida de la persona discapacitada, va perdiendo su independencia ya que el enfermo cada vez le absorbe más, no toma el tiempo libre necesario para su ocio, abandona sus aficiones, no sale con sus amistades, etc.
Los principales síntomas de alarma, que nos deben hacer sospechar la existencia del Síndrome del Cuidador, son: agotamiento físico y mental, cambios repentinos de humor, depresión y ansiedad; conductas abusivas de consumo, como tabaco y alcohol; trastorno del sueño, alteraciones del apetito y del peso, aislamiento social, problemas laborales.
La doctora Alvia señala que un cuidador debe ser consciente de este síndrome, porque es el conocimiento lo que permite poder modificar conductas y ayudar a disminuir esa carga emocional que genera cumplir esta actividad. Y advierte: “Si usted quiere ayudar a otro debe estar bien usted; eso aplica para las cosas más sencillas, ¡ahora imagínese en una situación extrema, como ser cuidador de una personas con discapacidad!”.
No en vano el Distrito de Salud ha dispuesto que estas capacitaciones sean constantes en sus 31 centros de salud, distribuidos en los cantones Jaramijó, Manta y Montecristi.