Las playas marinas del Cantón Manta, al suroccidente de la provincia de Manabí (Ecuador), respiran airosas, lucen limpias, sin contaminación degradante, y han retomado su esencia natural gracias a la ausencia casi total de ciudadanos y a la poca actividad de quienes, como empleados de los sectores esenciales para la convivencia social, se acercan en algún momento hasta ellas para cumplir labores profesionales.
En estas recientes semanas de confinamiento en casa, obligado por la emergencia sanitaria a causa del coronavirus, los balnearios del cantón lucen depurados y más atrayentes que de costumbre.

En la actualidad, personal municipal del área de aseo de los espacios públicos recoge un promedio consolidado semanal de solo 14 toneladas de desechos sólidos, en las playas El Murciélago, Playita Mía, Piedra Larga, San Mateo, La Tiñosa y Santa Marianita. Una diferencia enorme con lo que ocurría antes de todas las restricciones de movilidad impuestas a consecuencia de la pandemia, cuando se recogían más de 88 toneladas de basura por semana. El confinamiento humano ha evitado que 74 toneladas de desperdicios lleguen a esas playas cada 7 días.

La suspensión de alrededor de un 70 % de las actividades humanas en Ecuador desde el pasado 16 de marzo, ha reducido un 85 % la recolección de basura semanal en dichas playas.

Personal de Higiene del GAD municipal de Manta, junto a voluntarios de ‘Mingas por el Mar’, en la última minga -realizada en un día de enero de este año para limpiar las playas- recolectaron 75 kilos de basura (botellas plásticas, fundas, tapas de botella, palos, etc.) al filo de las playas de San Mateo, Santa Marianita y San Lorenzo. A diferencia, actualmente en esos espacios solo se registra un mínimo de desechos.