Los espacios verdes dentro de las zonas residenciales son fundamentales para aumentar la calidad de vida de las personas que las habitan. Está demostrado que los entornos naturales aumentan la creatividad y disminuyen el estrés. Además, las zonas verdes también son grandes responsables de una menor contaminación ambiental en el entorno, ya que ayudan a reducir los niveles de CO2 (dióxido de carbono o anhídrido carbónico, gas natural incoloro e inodoro, presente en la atmósfera).
El arquitecto Joan Proaño considera que al diseñar un conjunto residencial hay que apostar por la conservación, ecología y generación de áreas verdes. Por ello, en los proyectos en el sector de Pomasqui (Quito, Ecuador) vio la prioridad de implementar el salvamento de árboles mediante el trasplante, que brinda innumerables ventajas ambientales, sociales y económicas; así como la generación de varias estaciones verdes.
Además, el arquitecto impulsa el montaje de jardines en las terrazas, otra alternativa para disfrutar de espacios vegetativos. La contribución de estos lugares al medioambiente es diversa, como la regeneración de flora y fauna, porque se crean nuevos hábitats para que las aves puedan subsistir. También consta que se pueda reducir la cantidad de agua que va hacia las alcantarillas, ya que el agua lluvia se queda hasta en un 80 % en el sustrato de las terrazas verdes. Otro beneficio es que, al reponer la vegetación con estos espacios naturales, se contribuye a bajar los efectos de isla calor.
Desde un enfoque positivo, los entornos naturales fomentan la creatividad, las capacidades mentales y afectivas, por lo que las zonas verdes urbanas ayudarían a mejorar la longevidad y la calidad de vida de sus habitantes.
Ya hace años que se habla mucho sobre la importancia de practicar deporte con regularidad y de evitar el sedentarismo. Practicar ejercicio en zonas verdes es mucho más beneficioso que hacerlo en otras zonas de la ciudad donde haya asfalto y coches. Finalmente, mejora las relaciones sociales y genera una conciencia ecológica en pro del cuidado y la preservación.
Las áreas verdes tienen valores tangibles e intangibles para el ser humano y las otras formas de vida; son, sin duda, uno de los pilares más fuertes del ecosistema.
FUENTE: Boletín y foto proporcionados recientemente a REVISTA DE MANABÍ por Marcela Becerra, directora de PRNews Ecuador (Quito).