David Ramírez*

Presionado por las autoridades de salud y el reclamo de algunos sectores ante el contagio acelerado de COVID-19, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Manta fue activado y declarado en sesión permanente la noche de este viernes.

Las estadísticas son contundentes. En Manta hay un repunte del virus SARS-CoV-2 que produce la enfermedad COVID-19. Solo en la última semana, personas muy conocidas de la ciudad perdieron la vida por la COVID-19.

Entre los fallecidos en los últimos días en la ciudad, se cuentan: Marisol García, que laboró en bancos y vinculada al sector de bienes raíces; Jorge Cervantes, mecánico de Tarqui; Rafael Padilla, cursillista en la Iglesia La Dolorosa; Carlos “Carliche” Alberto Alcívar; Rosa Paula Rivas, dueña de Bazar Lorena de Tarqui; y Nítida Macías. Entre los contagiados figuran el ex alcalde de Manta, Jorge Zambrano y su esposa Ana María Suárez, y el alcalde de Jaramijó, Simetrio Calderón.

Pese a que se conoce que las autoridades de salud reportaron un importante incremento de casos positivos de COVID-19 desde hace más dos semanas, el COE de Manta no respondió sino hasta ahora. En medio de este escenario, el pasado 30 de septiembre se cerró el centro de aislamiento para pacientes con COVID-19 que se habilitó en El Aromo.

Como político al fin, el alcalde Agustín Intriago no ha dudado un instante en empezar por lavarse las manos al declarar: “Hay ciudadanía que no está siendo consciente de lo que tiene que hacer”. En otras palabras, la población es responsable del repunte de la pandemia.

Con esa aseveración, el alcalde asume que él sí sabe lo que hace. He allí lo cuestionable. Su liderazgo en el manejo de la crisis no ha sido acertado. El relajamiento de las restricciones ha dado lugar al repunte que lo advertimos desde hace más dos semanas, pero lo ignoró; la farándula y el populismo irresponsable se impusieron al deber de velar por la salud pública. En consecuencia, don Agustín Intriago no tiene calidad moral para “tirarle el muerto” de su imprudencia a sus mandantes

La prueba irrefutable más reciente de los desatinos del alcalde es haber dado luz verde al certamen de Miss Ecuador en Manta, evento que reunió alrededor de 500 personas; y dos concursantes se contagiaron. Los estudios médicos sobre la pandemia han establecido que, por cada caso positivo, al menos 10 personas de su entorno podrían contagiarse, con lo cual se puede colegir cuantas personas potencialmente pudieron contraer el virus en el evento

En el curso de la semana se dio una secuencia de sucesos que anticipaban lo que venía. El doctor Kléver Santos, director médico del Hospital Rodríguez Zambrano, habló de “ciertas variantes” sobre el ingreso de pacientes contagiados. La capacidad del hospital del IESS de Manta para pacientes de COVID-19 llegó a tope; y, finalmente, la revelación de lo ocurrido en el certamen de belleza.

La crisis humanitaria llama al más elemental sentido común por parte de las autoridades. El mundo encara una nueva ola de la pandemia tal como se había advertido. La apertura tras la conclusión el 13 de septiembre del estado de excepción, no significaba bajar la guardia y desentenderse de la pandemia. El liderazgo debe desprenderse del cálculo político y asumir con elevada sensibilidad esta difícil prueba que atraviesa la humanidad.

* David Ramírez, periodista manabita que vive en los Estados Unidos, es editor de El Diario en la ciudad de Nueva York. Ocasionalmente colabora con artículos de su autoría para que sean vistos por los lectores de REVISTA DE MANABÍ.

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